Wednesday, October 3, 2012

Nîmes, Arles, FR. El tiempo justo para trazar unas pinceladas.

¡Buenas tardes!

Ha sido un día agotador, aunque ya estoy de vuelta. Esta mañana he estado en el museo romano de Arlés, que me había quedado pendiente de ayer, pero fui tempranito por lo que sobre las 12.00 ya estaba en Nîmes, tiempo de sobra para obtener una panorámica de la ciudad.

En primer lugar, decir que Nîmes es una ciudad que poco se parece a Arlés, ya que es más "ciudad" en el sentido estético de la palabra. Enormes boulevards, bloques de pisos en las afueras, zonas comerciales más amplias y mucho más grande en extensión que la primera. Además, multitud de casas-palacio tan típicamente francesas, con un aire a las inglesas de estilo victoriano. Supongo que algo tendrá que ver el hecho de que tuvo cierto esplendor en los siglos XVIII y XIX por la agricultura y la industria algodonera, que le ha dejado un look and feel ciertamente parisino.

Panorámica desde le Tour Magne, Nîmes

Sin embargo, el enblema de Nîmes, al igual que el de Arlés, es su anfiteatro romano, perfectamente conservado, y tan famoso en España por las corridas de Toros. La verdad es que si el de Arlés se conservaba en perfecto estado, éste está todavía mejor, ya que conserva buena parte de la galería superior sobre la segunda hilada de arcos. Lástima que esté en una zona con tráfico, ya que la piedra en varias zonas está bastante oscurecidad, aunque se ve que lo están restaurando.

Vista del anfiteatro romano, Nîmes

Detalle de los arcos del anfiteatro romano, Nîmes

Tras el anfiteatro, y remontando el boulevard de Víctor Hugo, nos sorprende el templo de culto imperial augusteo de la antigua colonia romana de Nemausus (Nîmes). Es cierto que fue restaurado por Norman Foster en el año 1992, pero aún así es de los que mejor he visto en mi vida. Ciertamente, si sólo hubiera tenido que venir a Nîmes para ver esto hubiese merecido la pena.

Vista frontal-lateral del templo augusteo, Nîmes

Vista trasera del templo augusteo, Nîmes

Aunque parezca mentira, la ciudad cuenta con más restos romanos de envergadura, entre los que cabe destacar otro templo romano dedicado a la diosa Diana. No se conserva tan bien como el otro, aunque sus ruinas imponen igualmente. La pena es que se conservan grabados del siglo XVI donde el monumento aún conservaba la mayoría de las paredes y buena parte de la techumbre, ya que fue habitado durante la Edad Media como monasterio. Sin embargo, no pudo sobrevivir a la Edad Moderna en el mismo estado, y se nos presenta de la siguiente manera.

Templo de Diana, Nîmes

Nemausus (Nîmes) contaba con un perímetro amurallado descomunal, de unos 7 km encerrando algo más de 200 hectáreas. Y en cuanto a topografía urbana, es una ciudad de contrastes, ya que presenta zonas llanas con colinas que la circundan, y los asentamientos se presentan de manera heterogénea entre ambos. Pues en la colina más alta que rodaba a la ciudad se encuentra La Tour Magne, perteneciente al circuito amurallado romano de época augustea y que ha llegado a la actualidad en muy buen estado, y desde cuya cima he podido tomar la panorámica de la ciudad que abre este post. 36 metros de opus caementicum revestido de un opus vittatum de inmejorable calidad, definiendo esta torre de defensa / vigía de forma poligonal. Sencillamente increíble.

Le Tour Magne, Nîmes

¿Os acordais de que ayer os contaba que el Pont du Gard, uno de los acueductos romanos más famosos del mundo, era el encargado de traer agua a la ciudad de Nîmes? Pues he aquí el Castellum Aquae de la ciudad de Nîmes, es decir, una especie de depósito de agua donde desembocaba el acueducto y desde donde se realizaba el reparto de la misma por los diferentes barrios de la urbe.

Castellum Aquae, Nîmes

Nîmes apenas conserva restos de su perímetro amurallado romano, ya que a diferencia de Arlés, la primera sufrió gravemente la crisis del Bajo Imperio romano y quedó prácticamente despoblada durante buena parte de los dos últimos tercios del I milenio D.C. Ello ha provocado que, aunque urbanísticamente hablando resurgió en época plenomedieval, el trazado urbano de la antigua ciudad romana está perdido casi por completo y del perímetro amurallado apenas se conserva nada, ya que seguramente la mayoría de los materiales fueron reaprovechados para construcciones de época medieval. Sin embargo, sí que se conserva, de la época fundacional de la colonia, la Puerta de Augusto, un cuádruple arco monumental (arcadas laterales para viandantes, centrales para carros y mercancías) flanqueado por dos torreones cilíndricos (que no se conservan), donde se iniciaba el Decumanus Maximus al paso de la Vía Domitia por la ciudad. Pocas puertas he visto tan monumentales como ésta, ya que las arcadas cuádruples en época altoimperial son bastante infrecuentes debido a su monumentalidad. Se dice que la Puerta del Puente de Emérita Augusta (Mérida) debía ser en forma y tamaño parecida a esta, a tenor de las imágenes que nos han llegado de la misma a través de la numismática. Sin embargo, nada ha quedado de ella, mientras que la de Nîmes ha tenido más suerte.

Porte d'Auguste desde fuera, Nîmes

Porte d'Auguste desde dentro, Nîmes

No tan monumental como la Puerta de Augusto, la Puerta de Francia es la única junto con la anterior que ha llegado hasta nuestros días, de las más de diez que disponía Nemausus. No se encontraba en el tránsito del Decumanus ni el Cardus Maximos, por lo que sólo presenta una arcada principal, aunque me ha llamado la atención el detalle decorativo superior, con metopas, triglifos y capiteles plenamente inspirados en el arte dórico, a diferencia de la mayoría de monumentos de la época, que suelen estar más influidos por el arte corintio.

Porte de France, Nîmes

¡Ya está bien de restos romanos! Podría tirarme toda la noche escribiendo sobre los restos de Nemausus, pero no es plan. El casco urbano medieval de la ciudad (una porción insignificante de lo que llegó a ser la ciudad romana) es, por igual, bello y coqueto. Calles comerciales peatonales, llenas de bullicio y vida, donde no faltan plazas llenas de terrazas que se abren ante el entramado laberíntico típico de las urbes de la Edad Media.

Place du Marché, Nîmes

Rue de l'Aspic, Nîmes

Place de l'Horloge

Nîmes es también sede episcopal. Su catedral es un bello ejemplo de arquitectura románica del Languedoc, aunque fue muy modificada en estilo gótico durante el siglo XIV, y buena parte de su interior es de época moderna. Sin embargo,  merece la pena detenerse unos instantes en lo armonioso de las arcadas de medio punto situadas a la izquierda del rosetón, típico de la arquitectura de principios del siglo XII.

Cathédrale de Notre Dame et Saint Castor, Nîmes

Por otro lado, Nïmes no sólo tiene monumentos romanos y medievales. Del siglo XVII nos ha llegado una fortaleza típica del momento, en forma de estrella y dotada de baluartes para protegerse de la artillería, tan de moda en la época. Como no podía ser de otra manera, tiene el sello de Vauban, el famoso ingeniero militar frances contemporáneo a Luis XIV.

Entrada al Fort Vauban, Nîmes

Para terminar, una bonita historia sobre la historia de la fundación de la ciudad. Nemausus fue fundada a finales del siglo I A.C. por Augusto, como una colonia para asentar a parte de los legionarios que le habían acompañado fielmente durante los últimos años de guerra civil. Una vez asentado en el poder y cerradas las puertas del Templo de Marte en la Ciudad Eterna, la Pax Romana era un hecho. Pues bien, parece ser que en la ciudad de Nîmes se asentaron legiones que participaron en la campaña de Egipto, cuando las tropas de Augusto acabaron persiguiendo a Marco Antonio y Cleopatra tras la victoria de Actium, campaña que acabó con el País del Nilo sometido a Roma. Debido a su participación en esta campaña, los nuevos habitantes de Nemausus adoptaron la efigie de un cocodrilo (animal sagrado en Egipto, y muy común de encontrárselo en el Nilo por entonces) y una palmera (abundante aquella zona) como emblema de la ciudad, acuñaron moneda con dicha imagen (yo he visto hoy varias de esas monedas, y la verdad es que impresionan) y lo que es más, el cocodrilo y la palmera siguen siendo hoy en día emblema de la ciudad de Nîmes.

Cocodrilo y palmera, emblema de la ciudad de Nîmes

Pero la imagen que os presento abajo es más curiosa todavía, un detalle escultórico que me he encontrado en mitad de una fachada de un edificio de época moderna en una calle del centro de la ciudad, y que me ha encantado. El trozo pétro esculpido seguramente fuera parte de un edificio público romano y fue reaprovechado con posterioridad en el edificio que os acabo de describir. Si nos fijamos bien, se puede observar el torso de un águila (le falta la cabeza), y tras él, a su lado, lo que parece ser una larga cola de cocodrilo africano. El águila imperial, símbolo de la fuerza de las legiones romanas, aguantando por la cola, luchando, quizás no dejando escapar en su cobardía, al cocodrilo egipcio. Una bonita manera de reflejar la victoria de la todopoderosa Roma sobre su rival egipcio. Una bonita escultura parte de edificio dedicado a engrendecer la historia de la participación de los fundadores de la ciudad en la conquista de Egipto, que seguramente los primeros habitantes de Nemausus y sus descendientes llevaron siempre con orgullo. Para que, siglos más tarde, desgastada por los estragos del tiempo y la desidia, languidezca ignorada ante la presencia desenfadada de los transeúntes.

Escultura de torso de águila y cola de cocodrilo, Nîmes

Creo que es el último día que escribo tanto, ¡que llevo una hora elaborando este post! A este ritmo voy a estar más tiempo redactando que visitando cosas. Nada, lo dicho, intentaré a partir del próximo día tomarme las cosas con más calma, porque lo bueno, si es breve, dos veces bueno. ¡Hasta pronto!

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