Saturday, December 29, 2012

Cádiz, ES. Balance y estadísticas.

¡Buenos días!

Éste será el último post del viaje. De hecho, hace ya casi una semana que volví a casa, donde he tenido tiempo de descansar y ver a los amigos y a la familia. No me imaginaba que estuviera tan cansado, pero lo estaba. Ha sido llegar y caer en redondo, pues he dormido diez u once horas durante tres días seguidos. El cansancio acumulado, supongo.

La verdad es que estoy contento con el viaje, pues he tenido ocasión de visitar múltiples ciudades, conocer muchísimas personas y pasar buenos ratos. Para mí es muy importante aunar ocio y cultura, y eso precisamente he intentado hacer durante estos últimos meses. Lo que pasa es que creo que al final la cosa se me ha ido un poco de las manos, pues para ser sincero las dos últimas o tres semanas estaba ya deseando llegar a casa. Que casi tres meses es mucho tiempo. Pero bueno, sarna con gusto no pica, y he de reconocer que la experiencia ha sido muy positiva. Una cosa menos para hacer en la vida.

Ahora, un poco de números; que aparte de las piedras éstos también me chiflan.

Geografía: En total he estado viajando 12 semanas exactas, desde el 1 de Octubre (lunes) que salí de Barcelona y crucé la frontera en La Jonquera hasta el día 23 de Diciembre (domingo), cuando llegué a Cádiz. He visitado, excluyendo España, 8 países (Francia, Italia, Austria, Alemania, Luxemburgo, Polonia, Lituania, Letonia); obviamente no por ese orden. He recorrido 12.401 kilómétros, realizando 11.619 en coche y 782 en ferry (entre Klaipeda y Kiel). De manera global, además de Barcelona y Cádiz, he estado (y tomado fotos) en 67 lugares diferentes: Arlés, Uzès, Pont du Gard, Nîmes, Briançon, Induno Olona, Varese, Como, Parma, Modena, Bologna, Ravenna, San Gimignano, Firenze, Maranello, Trento, Bolzano, Innsbrück, Salzburg, München, Augsburg, Ulm, Nördlingen, Nürnberg, Bamberg, Dresden, Wroclaw, Auschwitz, Kraków, Vilnius, Trakai, Kaunas, Klaipeda, Palanga, Kretinga, Ryga, Kiel, Rostock, Warnemünde, Stendal, Magdeburg, Leipzig, Berlin, Wittenberg, Meissen, Kautzsch, Moritzburg, Köln, Aachen, Liège, Trier, Luxembourg, Metz, Toul, Dijon, Tournus, Brancion, Cluny, Clermont-Ferrand, Chas, Périgueux, Bordeaux, Saint-Jean-Pied-de-Port, Roncesvalles, Pamplona, Garray y Madrid. Sólo de pensarlo y mirar hacia atrás se me ponen los pelos de punta. 67+2 sitios en 84 días.

Clima: Durante todo el viaje he ido rellenado una tabla con el tiempo que me ha hecho cada día, pues sentía curiosidad por saber, entre otras cosas, cuantos días me llovería o vería el sol, por ejemplo, en latitudes septentrionales durante el otoño. Teniendo en cuenta que he viajado 84 días, he aquí algunas notas curiosas.
  • 11 días (13%) completamente soleados, con ausencia total de nubosidad.
  • 58 días (69%) con algún momento de sol; la mayoría parcial o densamente nublados alternados con precipitación.
  • 42 días (50%) con precipitaciones. De ellos, 10 días (12%) en forma de nieve.

Gasto: En total, he gastado unos 3.900€, +/- 50€ de margen de error durante los 84 días que he pasado de viaje, lo que supone un gasto medio de 46,4€ diarios. Al igual que arriba, escribo algunas notas estadísticas sobre gasto desglosado:
Transporte: 1.271€. Gasto medio diario: 15,13€. El gasto lo desgloso en gasolina, peajes y el ticket del ferry por el báltico.
  • 957€ gastados en gasolina a lo largo de 11.619 km, lo que supone un gasto medio de 8,24€/100km.
  • 121€ se corresponden al ticket del ferry entre Klaipeda y Kiel (782 km), con un gasto medio de 15,47€/100km.
  • 193€ gastados en peajes, la mayor parte de ellos en Francia e Italia, aunque con algunos residuales en Austria, Polonia y España.
Alojamiento: 244€. Gasto medio diario: 2,9€. Hay que considerar que la mayor parte del viaje me he quedado con amigos y me he alojado haciendo uso del couch surfing. También, hay que reconocer que los 10 días que mis padres compartieron el viaje conmigo fueron ellos los que pagaron los hoteles (y buena parte de la manutención).
  • 23€ en el Albergue de la Juventud de Parma (1 día).
  • 170€ en el apartamento Litinterp de Klaipeda (7 días).
  • 51€ Hotel Lindner Leipzig (1 día).
Inesperados: 264€. Gasto medio diario: 3,14€.
  • 90€ de multa en Briançon.
  • 174€ por neumáticos de invierno en Vilnius.
Resto: 2.121€. Gasto medio diario: 25,25€. Repartidos entre supermercados, restaurantes, salidas de ocio, alguna que otra zona azul o ticket de bus y tranvía, etcétera. Vamos, lo que viene siendo vivir. Sin derrochar pero sin privarse de nada, todo sea dicho.

Creo que ya está. Con esto quiero hacer ver que viajar no es relativamente caro (lo que me he gastado en transporte es lo que me costaba el alojamiento cuando vivía en Barcelona, y los datos de gasto de vida son similares a los de entonces). Además, me gustaría animaros a todos a, por lo menos alguna vez, realizar una aventura de semejante calibre. Que la vida son dos días y uno está lloviendo, como decían Los Yesterday. Y qué razón tenían.

¡Feliz Navidad!

Monday, December 24, 2012

Pamplona, Garray, Madrid, Cádiz, ES. De punta a punta peninsular.

¡Buenos días!

C'est fini, como dicen los franceses; això es tot, allá en el noreste de la península; o "sansacabó", por aquí por mi tierra. Qué cantidad de sensaciones al bajar al valle del Ebro por la zona de Tudela, cruzar el Duero cerca de Soria, el Tajo a cuatro pasos de Monfragüe y el Guadiana con la vista del emeritense acueducto de los Milagros como espectador. Pero sobre todo atravesar el Río Grande, como lo denominaban los árabes (Wadi al-Kabir) por el Puente del Quinto Centenario bajo la atenta mirada de una iluminada Giralda. El culmen, sim embargo, se produjo al final de la travesía. Tres meses después, imposible describir lo que siento al aproximarme a la bahía gaditana, abrir las ventanas del coche y sentir el embriagador aroma a mar, a océano, tan típico de mi tierra. Ya estoy en casa. Home sweet home, como dicen esos isleños del norte.

Por seguir la tradición, voy a comentar algo de mis últimos tres días de viaje. Como escribí en el anterior post, tuve ocasión de hospedarme en Pamplona en casa de mis familiares navarros, y departir un poco con mis primos de allá que hacía años que no veía. De cañas con Guille por la mañana y copichuelas con Fermín por la noche, aunque también tuve tiempo de darme una vueltecita por la ciudad por la mañana y visitar lugares de la ciudad que me encantan. Poca cosa más, que ayer tocaba ponerse en carretera de nuevo.

Río Arga desde las murallas, Pamplona

Corral de Santo Domingo, de donde salen los toros de los encierros de San Fermín, Pamplona

Escudo Imperial de Carlos I en el Portal de Zumalacárregui, Pamplona

El próximo destino era Madrid, donde había quedado con mi amigo Juanma Priego, para pasar un día en la ciudad, descansar y poco e irnos los dos juntos para Cádiz. Sin embargo, a mitad de camino hice una parada en un pueblo perdido de la meseta llamado Garray, junto a Soria, para comer y hacer, como no podía ser de otra manera, una visitilla cultural a un lugar que llevaba años queriendo ir. Seguramente si hablo de Garray no suene absolutamente de nada, pero si digo que a 500 metros del pueblo comienzan las ruinas de una antigua ciudad celtíbera llamada Numancia, la cosa cambie. El poblado arévaco de Numancia, que mantuvo en jaque a Roma durante 20 años a medidados del siglo II A.C., se encuentra en lo alto de un cerro rodeado por los ríos Duero y su afluente Merdancho. Al fondo, la inmensidad de la meseta al sur y al oeste, los Picos de Urbión al norte y el Moncayo al este. Increíble panorama, ya no sólo por su nivel histórico, sino paisajístico. Del poblado celtíbero apenas se conserva nada, ya que los numantinos prefirieron suicidarse y meterle fuego a su ciudad antes que entregársela a Escipión tras más de un año de asedio. De la posterior ciudad romana, ciudad de tercer orden levantada sobre la anterior, apenas un puñado de casas simples y alguna que otra domus sencilla, pero muy interesantes para comprender la vida de los antiguos habitantes de esta zona del páramo castellano. Lo mejor de todo es que tuve ocasión de realizar la visita con el co-director del parque arqueológico numantino, y claro, me puse las botas. Con la tontería, dos horas dando vueltas por el lugar y discutiendo acerca de Roma, el mundo celtíbero, las últimas necrópolis arévacas excavadas o el clima soriano. Muy interesante.

La meseta y el Moncayo al fondo, Garray

Río Duero a su paso por el pueblo y bajo el cerro de Numancia con los Picos de Urbión al fondo, Garray

Finca de los Marichalar, lugar donde Froilán se pegó un tiro en el pie, bajo la cara sur del cerro de Numancia, Garray

Ladera del cerro de Numancia, Garray

Muralla celtíbera de Numancia reconstruida, Garray

Vista del área excavada de la ciudad de Numancia, Garray

Calle romana de Numancia, Garray

Restos de Domus romana en Numancia, Garray

Atardecer en Numancia, Garray

Atardecer en Numancia, Garray

Tras esta visita relámpago a Numacia, dos horas y media más de coche y llegada al barrio de Aluche, en Madrid. Tiempo justo de dejar las cosas, irme de cena con los amigos de mi amigo Juanma y tomar unas copitas. Y el día siguiente, como manda la tradición, huevos rotos de Casa Lucio, en pleno corazón de la Cava Baja madrileña, y cafelito en una terracita de La Latina. Pero antes tuve ocasión de echarle un vistazo a otro lugar madrileño que llevaba años queriendo ir y no había tenido ocasión. Me refiero a los restos de las murallas islámicas de Madrid localizadas en la Cuesta del Cristo de la Vega, bajo el ábside de la Catedral de la Almudena. Así que nada, como dejé el coche junto al Puente de Segovia y me cogía de camino al corazón del Madrid de los Austrias, aproveché para escudriñar estos lienzos y deleitarme un poco con el aparejo a base de sogas y tizones dispuestas de manera irregular tan típico de la época emiral. Primer retazo de arquitectura musulmana que he visto en los últimos tres meses. ¡Cómo se echa de menos!

Lienzo de muralla emiral, siglo IX, Madrid

Torre de época emiral, siglo IX, Madrid

Vista de las murallas del Cristo de la Vega y Catedral de la Almudena, Madrid

Seis o siete horas después, tras una parada junto a Mérida para descansar y otra en el Cuadrejón para disfrutar de la primera Cruzcampo de los últimos meses, llegada a la Tacita de Plata. Qué felicidad al levantarme esta mañana, abrir la ventana del salón y contemplar el inmenso océano perdiéndose en el infinito. Definitivamente estoy en casa, siento por fin que el viaje ha concluido.

Paseo marítimo, Cádiz

Éste será mi penúltimo post. Tengo la intención de escribir otro más en los próximos días, donde intentaré comentar cosas prácticas de mi travesía y jugar un poco con los números de la misma, que creo puede ser interesante. Hasta entonces a pasarlo bien que, como dicen el refrán, hoy es Nochebuena y mañana Navidad. Y además de verdad. ¡Merry Christmas!

Friday, December 21, 2012

Saint-Jean-Pied-de-Port, Roncesvalles, Pamplona, ES. Cruzando los Pirineos.

¡Buenos días!

Da gusto volver a estar en España, justo 80 días después de que cruzara la frontera en La Jonquera, camino de la Provenza francesa. Ayer por la tarde llegué a Pamplona, donde me alojo en casa de Javier y Caroli, ésta última prima de padre. Qué mejor excusa que hacer una parada en la capital de Navarra para ver a la familia y reponer fuerzas. Y de paso tomar unas cervezas y unos pinchos, sintiendo un poco de ajetreo y alboroto de esta vida nocturna tan típica de nuestro país. Ya me había acostumbrado a que fueran las ocho y media de la tarde y las ciudades se convirtieran en cementerios o velatorios. ¡Cuánta felicidad al sentir el caos de unas calles llenas de personas riendo, gritando y armando la de Dios hasta bien entrada la noche! Nunca me hubiera imaginado que lo echara tanto de menos.

Ayer por la mañana comencé la jornada en Bordeaux y, como no podía ser de otra manera, aproveché mi tránsito hacia Pamplona para hacer algunas visitas interesantes en el camino. Lo cómodo hubiera sido seguir la autopista por la costa hacia San Sebastián y luego desde ahí tomar la de Pamplona, pero claro, eso era lo fácil. Con lo que a mí me gustan las montañas, iba yo a desaprovechar esta ocasión. Así que nada, me dije, vamos a cruzar los Pirineos siguiendo uno de los caminos históricos más importantes, la ruta del Camino de Santiago por el desfiladero de Roncesvalles hacia el puerto de Ibañeta. Qué bonito.

La primera visita la realicé en Saint-Jean-Pied-de-Port, la última etapa en el Camino de Santiago en Francia y situado antes de comenzar la subida del puerto. Saint-Jean-Pied-de-Port se asienta en un ancho valle, justo cuando el terreno comienza a tornarse más y más abrupto, y está poblado por bellas casas encaladas de estilo añejo que recuerdan mucho a los caseríos típicos del País Vasco. Tradicionalmente vinculado al reino de Navarra, el pueblo todavía conserva muchos elementos de un pasado medieval interesante muy marcado por ser una parada importante en el Camino de Santiago. Todavía se conserva buena parte del perímetro amurallado, las cuatro puertas de entrada a la ciudad medieval, y una iglesia gótica muy coqueta. Luego, en época moderna, cuando la ciudad pasa a dominio francés, estos la refortifican y crean una ciudadela en su parte superior y un nuevo cinturón de murallas abaluartadas que abrazan los nuevos arrabales, de las que aún se conservan algunos restos. Una visitilla interesante y reconfortante.

Vista hacia el noreste, Saint-Jean-Pied-de-Port

Río Nive y puente de piedra, Saint-Jean-Pied-de-Port

Río Nive a su paso por el pueblo, Saint-Jean-Pied-de-Port

Río Nive a su paso por el pueblo, Saint-Jean-Pied-de-Port

Plaza de la Iglesia, Saint-Jean-Pied-de-Port

Calle principal, Saint-Jean-Pied-de-Port

Calle principal, Saint-Jean-Pied-de-Port
Calle principal, Saint-Jean-Pied-de-Port
Hôtel de Ville, Saint-Jean-Pied-de-Port

Zona extramuros, Saint-Jean-Pied-de-Port

Puerta medieval, Saint-Jean-Pied-de-Port

Puerta medieval del puente, Saint-Jean-Pied-de-Port

Puerta medieval, Saint-Jean-Pied-de-Port

Puerta medieval con añadidos de época moderna, Saint-Jean-Pied-de-Port

Murallas de época moderna, Saint-Jean-Pied-de-Port

Lienzo de muralla de época medieval, Saint-Jean-Pied-de-Port

Lienzo de muralla de época medieval, Saint-Jean-Pied-de-Port

Lienzo y torreón medievales con añadidos de época moderna, Saint-Jean-Pied-de-Port

Lienzo de muralla de época moderna, Saint-Jean-Pied-de-Port

Luego, a comer algo y a ponerse en carretera, que todavía quedaba lo más duro del viaje, la subida al Puerto de Ibañeta. Nada más salir de Saint-Jean-Pied-de-Port y cruzar la frontera con España, comienza lo divertido. La carretera de subida al puerto discurre por un desfiladero poblado de enormes riscos y frondosos bosques que poco a poco va ganando altitud después de pasar decenas de curvas, a menudo muy cerradas. Una subida lenta y tortuosa, pero de enorme y bello valor paisajístico. No en vano, es aquí donde la tradición ubica la derrota de Carlomagno, cuando la retaguardia de su ejército fue atacada por los vascones, hecho histórico que inspiró la famosa Chanson de Roland. No es difícil imaginarse, al adentrarse por el valle, a aguerridos montañeses encaramados en lo alto de inaccesibles riscos lanzando todo tipo de piedras y proyectillos a unos indefensos francos que poco o nada pudieron hacer por salvarse de esa lluvia mortal. Pobre gente, pero quién la mandaba a Carlomagno haber quemado Pamplona a su vuelta de Zaragoza y enfadar a los vascones. Que entonces, como hoy en día, ya eran reconocidos por su cabezonería.

Inicio del puerto de Ibañeta por el lado francés, Roncesvalles

Puerto de Ibañeta, Roncesvalles

Vista del valle hacia el norte (lado francés) desde el puerto de Ibañeta, Roncesvalles

Vista del valle hacia el sur (lado español) desde el puerto de Ibañeta, Roncesvalles

Finalmente me quedaba por visitar el pueblo navarro de Roncesvalles. Si por el lado francés el valle es abrupto y tortuoso, por el lado español la bajada es suave y escalonada, repleta de innumerables prados y pequeñas mesetas donde afloran pequeños caseríos y pastan a sus anchas rebaños de ovejas y vacas. Roncesvalles lo conforman apenas un puñado de casas, un albergue del siglo XIII y otro del siglo XVIII, un hospital de peregrinos de época contemporánea, una edificación un tanto peculiar románica utilizada como osario, una capilla gótica y la Iglesia de Santa María, una joya del gótico de principios del siglo XIII construida al más puro estilo de la Île de France. Roncesvalles para mí tiene un enorme valor, tanto histórico como sentimental, y por ello he decidido cruzar la frontera por este punto.

A nivel histórico, Roncesvalles era una parada obligatoria en el camino de Santiago, donde los peregrinos descansaban después de afrontar la tortuosa subida del puerto de Ibañeta. También, por otro lado, fue el lugar escogido por el rey navarro Sancho VII el Fuerte como lugar de enterramiento, cuyo cuerpo descansa en una capilla anexa al claustro de la Iglesia de Santa María. Además, es en el museo del pueblo donde se conservan las cadenas y la esmeralda del Almiramamolín, arrebatadas por este rey al califa almohade en el transcurso de la batalla de las Navas de Tolosa, allá por el año 1212. Qué pena que el museo y el claustro estuvieran cerrados por la tarde. El hecho de que sea temporada baja no ayuda, y mucho menos que las administraciones estén a dos velas. Maldita crisis. En fin, otra vez será, habrá que volver en otra ocasión a Don Sancho.

Por otro lado, para mí Roncesvalles tiene un enorme valor sentimental. La última vez que estuve en el lugar fue unos quince años atrás, cuando tenía diez u once años. Estábamos pasando las vacaciones mis padres y yo en Pamplona, en compañía de nuestros parientes navarros, cuando hicimos la típica excursión de un día para conocer los alrededores, y entonces aterrizamos en Roncesvalles. Recuerdo un día de intensa niebla, donde apenas se podía ver más allá de dos pasos de distancia. Entonces bajamos del coche y entramos en la Iglesia de Santa María. Yo ya había estado en otras iglesias en el pasado, pero quedé anonadado por la belleza de su arquitectura y sus finas formas. Entonces Javier, el marido de Caroli, se sentó a mi lado y me comenzó a dar la que quizás fue mi primera clase de Historia del Arte. Que esto es arte gótico, típico de la Edad Media. Fíjate en esas bóvedas de crucería, como la clave central reparte el peso entre los cuatro nervios, que a su vez descansan en los pilares. Fíjate también en los arcos apuntados, que permiten adelgazar las parades, ganar en altura y colocar extensas y coloridas vidrieras. Quizás aquel día, en ese lugar recóndito del pirineo navarro, comenzó mi pasión por la Historia, la arquitectura y la Historia del Arte, quién sabe. Lo que sí es cierto es que a partir de entonces comencé a mirar los edificios, sobre todo antiguos, con otros ojos. Bonita historia. Y lo mejor de todo es que la recuerdo como si fuera ayer. Quizás me hago mayor.

Prados junto al pueblo, Roncesvalles

Camino de Santiago, Roncesvalles

Capilla de Santiago, siglo XIII, Roncesvalles

Silo de Carlomagno, antiguo osario y capilla, siglo XII, Roncesvalles

Albergue de peregrinos, siglo XIII, Roncesvalles

Iglesia de Santa María y Capilla Real, Siglo XIII, Roncesvalles

Interior de la Iglesia de Santa María, Roncesvalles

Detalles de las bóvedas de crucería, arcos apuntados y rosetones de la Iglesia de Santa María, Roncesvalles

Edificaciones junto a la iglesia de Santa María, Roncesvalles

Albergue de peregrinos, siglo XVIII, Roncesvalles

Albergue de peregrinos, siglo XVIII, época contemporánea, Roncesvalles

Finalmente, cuarenta minutos más de coche y llegada a Pamplona, donde me esperaban Caroli y Javier y he podido también departir con mis primos Fermín y Guillermo, a quienes por circunstancias de la vida hacía varios años que no veía. Y hoy a ver qué se tercia, porque todavía me quedaré un día más en la ciudad. ¡Un saludo!