¡Buenos días!
Apuro mis últimos instantes en Alemania. He pasado el fin de semana en Trier junto a Zhenda, una chica búlgara encantadora que estudia en la ciudad y que ha resultado ser muy maja. Hemos hecho turismo, salido junto a sus amigos, preparado cenas de platos típicos españoles y búlgaros y además, ya que no ha parado de nevar en todo el fin de semana, nos lo hemos pasado bomba haciendo guerras de bolas de nieve y deslizándonos por las colinas con un trineo casero. ¡Gracias Zhenda por tu hospitalidad, me lo he pasado genial!
Trier es una ciudad de unos ciento y pico mil habitantes que se encuentra al oeste de Alemania junto a la frontera con Luxembourg. La ciudad se ancla en el corazón del valle del río Mosela, uno de los principales afluentes del Rhin, que nace en los Vosgos frances y desemboca en Koblenz. A nivel geológico, Trier se asienta sobre una llanura aluvial en la que se desarrolla el entramado, aunque por ambos lados está abrazada por suaves colinas sedimentarias pobladas de viñedos en su parte inferior y coníferas en la superior. Además, el viernes nevó con intensidad, el sábado salió el sol y el domingo volvió a nevar con fuerza, con lo cual he visto la ciudad y los alrededores envuelta por un fino manto blanquecino que le ha dado al lugar una bella estampa invernal.
A nivel urbanístico contemporáneo, Trier no difiere mucho de otras ciudades de Alemania del oeste. Calles comerciales situadas en el casco histórico de la ciudad repletas de tiendas, puestos de mercadillos navideños (Weinachsmarkt) donde se sirven todo tipo de bebidas y comidas típicas (¡cómo voy a echar de menos el glühwein!), y plazas con encanto repletas de edificios históricos que en los próximos párrafos tendré la ocasión de comentar. Pero, sobre todo, mucha paz, orden, tranquilidad y serenidad. Incluso los bullicios son silenciosos en esta parte de Europa. Qué a gusto se está en Alemania, pero cuánto se echa en falta el ajetreo de mi tierra.
Sin embargo, lo que me ha traído a Trier ha sido su enorme patrimonio romano, uno de los principales de Alemania y de todas las regiones situadas al norte de los Alpes. Trier, que presume de ser la ciudad más antigua del país, fue fundada como un campamento romano en el valle del río Mosela en el último tercio del primer siglo antes de Cristo, cuando la tribu celta de los tréveros fue finalmente sometida. Posteriormente, fue elevada a rango de colonia en tiempos de Augusto con el nombre de Augusta Treverorum. A partir de este momento la urbe comenzó a crecer con rapidez, desarrollándose un entramado hipodámico en la llanura que es el origen del actual trazado urbano. Con el paso de las décadas y los siglos, Augusta Treverorum se convirtió en una de las ciudades más prósperas del norte del Imperio, anclada a medio caballo entre las amplias llanuras galas y el valle medio del Rhin, y fruto de dicho esplendor se elevaron grandes obras públicas que todavía hoy se yerguen orgullosas. Finalmente, su periodo de mayor apogeo llegó en el Bajo Imperio, en tiempos de Constantino y de la Tetrarquía, cuando se convirtió en una de las cuatro capitales imperiales. Entre los restos conservados destaca el puente romano, el más antiguo del país; unos baños magníficos de notable extensión y cuidados detalles; una basílica impresionante que hoy en día es el mayor edificio romano del mundo que no está en ruinas; un anfiteatro parcialmente visible y, sobre todo, la famosa Porta Nigra, antigua entrada norte al cardus maximus que se ha conservado estupendamente porque en en época medieval se edificó una iglesia sobre ella. Qué acierto haber venido a Trier.
En cuanto a patrimonio arquitectónico medieval, Trier no se queda corto ni mucho menos. Notables iglesias románicas y góticas tempranas, alguna que otra gótica tardía y bellos ejemplos de románico y gótico civil. En fin, un poco de todo. Son de destacar la Catedral (Dom), un bello edificio románico con añadidos góticos que se asienta sobre las ruinas del antiguo Palacio Imperial romano y que todavía conserva parte de sus estructuras; la iglesia Frauenkirche, precioso ejemplo de gótico francés que destaca por su esbeltez y luminosidad y el Frankenturm, una antigua torre-palacio románica que da buena idea de cómo pudo haber sido la arquitectura típica de la ciudad en su periodo de esplendor plenomedieval, alrededor de los siglos XII y XIII.
De época moderna también se conservan algunas construcciones estupendas, pero para mi gusto mucho menos impresionantes que las pretéritas. Por ejemplo, junto a la basílica se yergue un estupendo palacio rococó rodeado de amplios jardines que es interesante de visitar, y por toda la ciudad se reparten algunas construcciones representativas del barroco, neoclacisismo y arquitectura típica de época prusiana. A modo anecdótico, cabe resaltar que Trier es la ciudad que vio nacer a Karl Marx, el ideólogo del comunismo, y su casa natal ha sido convertida en museo en la actualidad. Sin embargo, Karl Marx sólo vivió su primer par de años de existencia en ella, y algo más perdida, junto a la Porta Nigra, se alza la casa donde pasó sus años de infancia y adolescencia. Cuanto menos, curioso.
Y, para finalizar, un pequeño tour por la arquitectura militar que he podido encontrar por los alrededores. Es una pena que del perímetro amurallado romano no se conserva absolutamente nada, ya que la ciudad medieval creció en una pequeña porción del antiguo entramado imperial y las piedras de murallas y torres romanas fueron aprovechadas en construcciones posteriores. Sin embargo, todavía quedan lienzos, torres y alguna puerta del muro que cerró la ciudad en época pleno medieval.
Y ahora, el tiempo justo de terminar de empaquetar las cosas y cruzar la frontera hacia Luxembourg. ¡Auf Wiedersehen Deutschland!
Apuro mis últimos instantes en Alemania. He pasado el fin de semana en Trier junto a Zhenda, una chica búlgara encantadora que estudia en la ciudad y que ha resultado ser muy maja. Hemos hecho turismo, salido junto a sus amigos, preparado cenas de platos típicos españoles y búlgaros y además, ya que no ha parado de nevar en todo el fin de semana, nos lo hemos pasado bomba haciendo guerras de bolas de nieve y deslizándonos por las colinas con un trineo casero. ¡Gracias Zhenda por tu hospitalidad, me lo he pasado genial!
Trier es una ciudad de unos ciento y pico mil habitantes que se encuentra al oeste de Alemania junto a la frontera con Luxembourg. La ciudad se ancla en el corazón del valle del río Mosela, uno de los principales afluentes del Rhin, que nace en los Vosgos frances y desemboca en Koblenz. A nivel geológico, Trier se asienta sobre una llanura aluvial en la que se desarrolla el entramado, aunque por ambos lados está abrazada por suaves colinas sedimentarias pobladas de viñedos en su parte inferior y coníferas en la superior. Además, el viernes nevó con intensidad, el sábado salió el sol y el domingo volvió a nevar con fuerza, con lo cual he visto la ciudad y los alrededores envuelta por un fino manto blanquecino que le ha dado al lugar una bella estampa invernal.
Valle del Mosela y ciudad desde el Mariensäule, Trier |
Río Mosela y vista del centro de la ciudad desde el Mariensäule, Trier |
Río Mosela a su paso por la ciudad, Trier |
A nivel urbanístico contemporáneo, Trier no difiere mucho de otras ciudades de Alemania del oeste. Calles comerciales situadas en el casco histórico de la ciudad repletas de tiendas, puestos de mercadillos navideños (Weinachsmarkt) donde se sirven todo tipo de bebidas y comidas típicas (¡cómo voy a echar de menos el glühwein!), y plazas con encanto repletas de edificios históricos que en los próximos párrafos tendré la ocasión de comentar. Pero, sobre todo, mucha paz, orden, tranquilidad y serenidad. Incluso los bullicios son silenciosos en esta parte de Europa. Qué a gusto se está en Alemania, pero cuánto se echa en falta el ajetreo de mi tierra.
Domplatz, Trier |
Hauptmarkt, Trier |
Hauptmarkt, Trier |
Kornmarkt, Trier |
Calle comercial del centro, Trier |
Judengasse, callejón de la antigua judería, Trier |
Calle comercial del centro, Trier |
Neustrasse, Trier |
Sin embargo, lo que me ha traído a Trier ha sido su enorme patrimonio romano, uno de los principales de Alemania y de todas las regiones situadas al norte de los Alpes. Trier, que presume de ser la ciudad más antigua del país, fue fundada como un campamento romano en el valle del río Mosela en el último tercio del primer siglo antes de Cristo, cuando la tribu celta de los tréveros fue finalmente sometida. Posteriormente, fue elevada a rango de colonia en tiempos de Augusto con el nombre de Augusta Treverorum. A partir de este momento la urbe comenzó a crecer con rapidez, desarrollándose un entramado hipodámico en la llanura que es el origen del actual trazado urbano. Con el paso de las décadas y los siglos, Augusta Treverorum se convirtió en una de las ciudades más prósperas del norte del Imperio, anclada a medio caballo entre las amplias llanuras galas y el valle medio del Rhin, y fruto de dicho esplendor se elevaron grandes obras públicas que todavía hoy se yerguen orgullosas. Finalmente, su periodo de mayor apogeo llegó en el Bajo Imperio, en tiempos de Constantino y de la Tetrarquía, cuando se convirtió en una de las cuatro capitales imperiales. Entre los restos conservados destaca el puente romano, el más antiguo del país; unos baños magníficos de notable extensión y cuidados detalles; una basílica impresionante que hoy en día es el mayor edificio romano del mundo que no está en ruinas; un anfiteatro parcialmente visible y, sobre todo, la famosa Porta Nigra, antigua entrada norte al cardus maximus que se ha conservado estupendamente porque en en época medieval se edificó una iglesia sobre ella. Qué acierto haber venido a Trier.
Romanbrücke, Trier |
Baños imperiales, Trier |
Baños imperiales, Trier |
Basílica de Constantino, Trier |
Basílica de Constantino, Trier |
Interior de la basílica de Constantino, Trier |
Porta nigra desde el interior de la ciudad, Trier |
Porta Nigra, vista exterior, Trier |
Anfiteatro, Trier |
Estructura romana de opus vittatum y opus caementicum bajo Viehmarktplatz, Trier |
Termas bajo Viehmarktplatz, Trier |
En cuanto a patrimonio arquitectónico medieval, Trier no se queda corto ni mucho menos. Notables iglesias románicas y góticas tempranas, alguna que otra gótica tardía y bellos ejemplos de románico y gótico civil. En fin, un poco de todo. Son de destacar la Catedral (Dom), un bello edificio románico con añadidos góticos que se asienta sobre las ruinas del antiguo Palacio Imperial romano y que todavía conserva parte de sus estructuras; la iglesia Frauenkirche, precioso ejemplo de gótico francés que destaca por su esbeltez y luminosidad y el Frankenturm, una antigua torre-palacio románica que da buena idea de cómo pudo haber sido la arquitectura típica de la ciudad en su periodo de esplendor plenomedieval, alrededor de los siglos XII y XIII.
Frauenkirche, notable ejemplo de gótico temprano, Trier |
Interior del Frauenkirche, Trier |
Dom, Trier |
Detalle del Dom con estructuras romanas, románicas y góticas, Trier |
Sankt Gangolf, Trier |
Sankt Paulus, Trier |
Estructuras románicas junto a la Porta Nigra, Trier |
Iglesia gótica junto al Priester-seminar, Trier |
Sankt Antonius, Trier |
Sankt Irminem, Trier |
Antiguo Rathaus en Hauptmarkt, Trier |
Frankenturm, torre-palacio románico, Trier |
Krahnen, grúa medieval en los muelles del puerto, Trier |
Casas góticas (izquierda) junto al Hauptmarkt, Trier |
Casa-palacio románico junto a Porta Nigra, Trier |
De época moderna también se conservan algunas construcciones estupendas, pero para mi gusto mucho menos impresionantes que las pretéritas. Por ejemplo, junto a la basílica se yergue un estupendo palacio rococó rodeado de amplios jardines que es interesante de visitar, y por toda la ciudad se reparten algunas construcciones representativas del barroco, neoclacisismo y arquitectura típica de época prusiana. A modo anecdótico, cabe resaltar que Trier es la ciudad que vio nacer a Karl Marx, el ideólogo del comunismo, y su casa natal ha sido convertida en museo en la actualidad. Sin embargo, Karl Marx sólo vivió su primer par de años de existencia en ella, y algo más perdida, junto a la Porta Nigra, se alza la casa donde pasó sus años de infancia y adolescencia. Cuanto menos, curioso.
Kurfürstliches, palacio rococó, Trier |
Casa natal de Karl Marx, Trier |
Casa donde Karl Marx pasó su infancia y adolescencia, Trier |
Edificios de arquitectura típica y art-noveau en Hauptmarkt, Trier |
Arquitectura neoclásica, Trier |
Arquitectura típica residencial alemana del XIX y principios del XX, Trier |
Y, para finalizar, un pequeño tour por la arquitectura militar que he podido encontrar por los alrededores. Es una pena que del perímetro amurallado romano no se conserva absolutamente nada, ya que la ciudad medieval creció en una pequeña porción del antiguo entramado imperial y las piedras de murallas y torres romanas fueron aprovechadas en construcciones posteriores. Sin embargo, todavía quedan lienzos, torres y alguna puerta del muro que cerró la ciudad en época pleno medieval.
Lienzo de muralla medieval, Trier |
Torres de la muralla medieval junto a los baños imperiales, Trier |
Puerta de la muralla medieval junto a la basílica, Trier |
Vista interior de una torre de la muralla medieval, Trier |
Y ahora, el tiempo justo de terminar de empaquetar las cosas y cruzar la frontera hacia Luxembourg. ¡Auf Wiedersehen Deutschland!
Juanjo, te hacen fotos maravillosas! I'm glad you liked Trier so much. I can say, it liked you too!
ReplyDeleteAnd by the way, you're not doomed, they have Glühwein in France too, it's called vin chaud.
Haha! Thanks a lot! I just had a cup of vin chaud at Metz main square... I think I have become an addict! Kisses from France!
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