¡Buenas noches!
Hoy voy a detenerme a escribir un poco sobre Liège, a la que he acudido en mi tránsito entre las ciudades alemanas de Aachen y Trier. La verdad es que no tenía pensado visitar Bélgica en mi periplo europeo, pero ante la cercanía de la urbe en cuestión con respecto a las dos anteriores, y debido al hecho de que sólo me tenía que desviar media hora, no he podido resistirme a la tentación de pararme, aunque sólo sea por unas horas, en la capital de Valonia. Y encima, he tenido la suerte (o mala suerte) de que Bélgica me recibiera con una tremenda nevada de copos como kellogs de grande que inundaban todo lo que encontraban a su paso. Preciosa estampa, aunque manos mal que dejó de nevar a media mañana y el termómetro subió a los dos sobre cero, porque si no me veía buscándome un hostal en la ciudad. Otra vez será.
Con respecto a la ciudad en sí, Liège se asienta a orillas del río Mosa, en una llanura aluvial rodeada en su margen izquierda por suaves colinas que abrazan la población con suavidad. La ciudad (como en toda Valonia predomina el francés, al contrario que en el norte del país, donde se hablá holandés) fue cabeza de uno de los mayores complejos industriales en la gran Revolución homónima que se produjo en Europa en el siglo XIX, y todavía conserva huellas de su esplendoroso pasado reciente. Sin embargo, la historia oficial de la ciudad se remonta muchos siglos atrás, en la Alta Edad Media, cuando se instaló un obispado en la zona tras el asesinato del mártir Saint Lambert, y a partir de entonces la urbe comenzó a crecer con rapidez. Liège perteneció al Sacro Imperio Romano Germánico, y posteriormente fue incorporada a Borgoña y Francia, aunque con intermitentes periodos de independecia. Finalmente, en época contemporánea, tanto Liège como toda la región de Valonia se incorporaron al estado belga.
Me ha sorprendido bastante la cantidad y calidad de patrimonio arquitectónico religioso, especialmente gótico, que posee la ciudad. Es una pena que la Catedral de Saint-Lambert, una de las mayores y más bellas de Europa según los cronistas, fuera pasto de las llamas por las hordas de bárbaros que vieron en ella un símbolo de opresión tras el estallido de la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII. Qué gran ignorancia mezclar religión con política y arte, como hicieron los talibanes cuando volarón los budas gigantes de Bamiyán a principios del siglo XXI. Si es que el ser humano no aprende. En fin, que me lío. Años más tarde, una vez pasada la borrachera revolucionaria, la sede catedralicia se trasladó a la Iglesia de Saint-Paul, también en el corazón de la ciudad. Sin embargo, yo me he quedado prendado por la Iglesia de Saint-Jacques, un magnífico ejemplo de arquitectura gótica de fuerte influencia francesa en el que aún prevalecen restos del primitivo edificio románico. Además, la ciudad dispone de un innumerable conjunto de iglesias y colegiatas románicas, góticas y barrocas, del que a continuación dejo unas pinceladas. Imposible aburrirse.
Para finalizar, hago una selección de los principales edificios de la ciudad, así como de otros menos notorios pero que han captado mi atención por su belleza o representatividad estilística. Destacaría sobre todo el Palacio de los Príncipes-Obispos, una esbelta edificación de fachada neoclásica que encierra un precioso claustro renacentista rodeado por galerías de arcos góticos flamígeros.
Posteriormente, vuelta a cruzar la frontera de Alemania camino de Trier, desde donde escribo estas líneas y paso el fin de semana. ¡Mañana más!
Hoy voy a detenerme a escribir un poco sobre Liège, a la que he acudido en mi tránsito entre las ciudades alemanas de Aachen y Trier. La verdad es que no tenía pensado visitar Bélgica en mi periplo europeo, pero ante la cercanía de la urbe en cuestión con respecto a las dos anteriores, y debido al hecho de que sólo me tenía que desviar media hora, no he podido resistirme a la tentación de pararme, aunque sólo sea por unas horas, en la capital de Valonia. Y encima, he tenido la suerte (o mala suerte) de que Bélgica me recibiera con una tremenda nevada de copos como kellogs de grande que inundaban todo lo que encontraban a su paso. Preciosa estampa, aunque manos mal que dejó de nevar a media mañana y el termómetro subió a los dos sobre cero, porque si no me veía buscándome un hostal en la ciudad. Otra vez será.
Con respecto a la ciudad en sí, Liège se asienta a orillas del río Mosa, en una llanura aluvial rodeada en su margen izquierda por suaves colinas que abrazan la población con suavidad. La ciudad (como en toda Valonia predomina el francés, al contrario que en el norte del país, donde se hablá holandés) fue cabeza de uno de los mayores complejos industriales en la gran Revolución homónima que se produjo en Europa en el siglo XIX, y todavía conserva huellas de su esplendoroso pasado reciente. Sin embargo, la historia oficial de la ciudad se remonta muchos siglos atrás, en la Alta Edad Media, cuando se instaló un obispado en la zona tras el asesinato del mártir Saint Lambert, y a partir de entonces la urbe comenzó a crecer con rapidez. Liège perteneció al Sacro Imperio Romano Germánico, y posteriormente fue incorporada a Borgoña y Francia, aunque con intermitentes periodos de independecia. Finalmente, en época contemporánea, tanto Liège como toda la región de Valonia se incorporaron al estado belga.
Río Mosa a su paso por la ciudad, Liège |
Río Mosa y la Citè, Liège |
Place Saint Barthelemy, Liège |
Callejuelas perpendiculares al Hors Château, Liège |
Escalinata de subida a la Montagne de Bueren, Liège |
Hors Château, zona noble de la ciudad en época moderna, Liège |
Place Saint-Lambert, Liège |
Vista del centro desde el Mont Saint-Martin, Liège |
Calles comerciales del centro, Liège |
Calle comercial del centro, Liège |
Me ha sorprendido bastante la cantidad y calidad de patrimonio arquitectónico religioso, especialmente gótico, que posee la ciudad. Es una pena que la Catedral de Saint-Lambert, una de las mayores y más bellas de Europa según los cronistas, fuera pasto de las llamas por las hordas de bárbaros que vieron en ella un símbolo de opresión tras el estallido de la Revolución Francesa a finales del siglo XVIII. Qué gran ignorancia mezclar religión con política y arte, como hicieron los talibanes cuando volarón los budas gigantes de Bamiyán a principios del siglo XXI. Si es que el ser humano no aprende. En fin, que me lío. Años más tarde, una vez pasada la borrachera revolucionaria, la sede catedralicia se trasladó a la Iglesia de Saint-Paul, también en el corazón de la ciudad. Sin embargo, yo me he quedado prendado por la Iglesia de Saint-Jacques, un magnífico ejemplo de arquitectura gótica de fuerte influencia francesa en el que aún prevalecen restos del primitivo edificio románico. Además, la ciudad dispone de un innumerable conjunto de iglesias y colegiatas románicas, góticas y barrocas, del que a continuación dejo unas pinceladas. Imposible aburrirse.
Cathedrale de Saint Paul, Liège |
Cara norte de la Église de Saint-Jacques, magnífico ejemplo de arquitectura gótica francesa y acceso con fachada renacentista, Liège |
Cara sur de la Église de Saint Jacques, donde se aprecia la cara oeste de fábrica románica, Liège |
Église de Saint-Denis, Liège |
Collégiale de Saint-Barthélemy, magnífico ejemplo de arquitectura románica, Liège |
Notre-Dame de l'Inmaculade Conception, bella iglesia barroca, Liège |
Iglesia del Musée de la Vie wallone, Liège |
Collégiale Sainte-Croix, Liège |
Collégiale Saint-Martin, Liège |
Campanario gótico con estructuras románicas de la Collégiale Saint-Jean l'Evangeéiste, Liège |
Église Saint-Pholien, Liège |
Para finalizar, hago una selección de los principales edificios de la ciudad, así como de otros menos notorios pero que han captado mi atención por su belleza o representatividad estilística. Destacaría sobre todo el Palacio de los Príncipes-Obispos, una esbelta edificación de fachada neoclásica que encierra un precioso claustro renacentista rodeado por galerías de arcos góticos flamígeros.
Palacio renacentista junto al Hors Château, Liège |
Hôtel de ville en la Place du Marche, Liège |
Palais des Princes-Evêques, Liège |
Acceso principal neoclásico del Palais, Liège |
Patio renacentista del Palais, Liège |
Passage Lemonnier, Liège |
Ópera, Liège |
Edificio principal de la universidad, Liège |
Arquitectura neoclásica típica de fuerte influencia francesa, Liège |
Arquitectura barroca civil, Liège |
Posteriormente, vuelta a cruzar la frontera de Alemania camino de Trier, desde donde escribo estas líneas y paso el fin de semana. ¡Mañana más!
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