¡Buenos días!
Ayer me levanté motivado, lo que significa que fue un día de locos. Salí temprano de Dijon con el objetivo de llegar por la tarde a Clermont-Ferrand, con lo cual tenía varias horas entre medio que aproveché de manera muy intensa e interesante. El tiempo acompañaba, ya que han subido las temperaturas y por primera vez en muchas semanas he podido dejar de lado el abrigo y recuperar la chaqueta de entretiempo, así que no ha habido excusa para dejar la autopista e internarme un poco por carreteras nacionales y comarcales para ver un poco de la Francia profunda.
Tras una hora de viaje, hice una parada en la villa de Tournus, que se asienta a orillas del río Saône (el principal afluente del Rhône, o Ródano en castellano). Qué me gustan este tipo de rutas, porque te da la posibilidad de ver sitios que antes ni siquiera sabías que existían. De hecho, me detuve porque cuando iba en coche vi a lo lejos un gran conjunto abacial que a simple vista parecía ser espectacular. Así que me dije, por qué no. Un cafelito y seguimos la ruta. Lo que pasa es que luego paro y me lío, pero qué gusto.
Tournus destaca por tener una de las abadías románicas mejor conservadas de toda Francia. El conjunto es espectacular, pues preserva parte del recinto amurallado del siglo XII y una iglesia estupenda románica realizada en tres fases que es sobresaliente, con un claustro coqueto en el destaca una sala capitular preciosa gótica del siglo XIII. Paz, tranquilidad y mucho sosiego para empezar bien el día. Luego, paseíto por el pueblo adyacente, visita a la Boulangerie de turno y a tomar un cafelito con leche. Un capricho es un capricho, porque a tres euros los cafés hay que pensárselo dos veces para tomar varios al día. Que estamos en Francia y los precios son los que son.
Tras terminar la visita, vuelvo a coger el coche y me interno por la campiña de la Borgoña histórica, aunque en realidad estuve transitando por la actual región de Saône et Loire. Colinas onduladas donde se abren pequeños valles repletos de bosques, granjas para animales, campos de cultivo y muchos, muchos viñedos. Y, en mitad de la nada, aparece un cartel que pone "Cité mediévale de Brancion". Y como voy bien de tiempo y no tengo nada más que hacer, pues me vuelvo a contestar ¿por qué no? Me desvío de la carretera, remonto la colina adyecente y en lo alto de la misma se me abre un pueblo medieval medio abandonado, pero que conserva estupendamente el encanto de la época. Me llamaron la atención la puerta de entrada a la villa, gótica del siglo XIII, el antiguo Château originario del siglo XII aunque reformado durante los siglos XIII y XIV, y una estupenda iglesia románica que se yergue imponente justo donde termina la colina y se extiende un enorme sobre el horizonte. También, en mitad del pueblo se levanta un estupendo granero medieval. Sin embargo, ningún rastro de civilización, salvo por algunas casas restauradas que deben servir de segunda residencia a gentes de los alrededores. Por no haber, no había ni bar; pero daba igual. Más paz y tranquilidad, rodeado de una atmósfera que te transporta a tiempos pretéritos. Qué gran mañana.
Y, para finalizar, el plato fuerte del día, el sitio que tenía pensado visitar entre Dijon y Clermont-Ferrand. Me refiero a Cluny, un pueblo situado muy cerca de la ciudad de Mâcon, no muy lejos de Lyon, pero que tuvo una importancia capital durante la Edad Media en el desarrollo de las estructuras monásticas en toda Europa. Cluny fue, en origen, una gran abadía que se creó durante el siglo X, pero que durante las centurias posteriores se convirtió en, quizás, la abadía más rica, próspera e influyente de toda Europa. A principios del siglo XII, la Orden había extendido su influencia por Castilla, Inglaterra, Italia y Alemania (además de Francia), creando cientos de prioratos, abadías y monasterios que dependían de la matriz. Señores feudales y reyes les pagaban tributos y eran influídos políticamente por los abades de Cluny, lo que les permitió construir el mayor templo de la época de toda la Cristiandad. Una verdadera joya de estilo románico que desafortunudamente, gracias a la corrientes revolucionarias del XVIII, sólo ha llegado en parte hasta nuestros días, pero que aún así nos da una idea de su magnificiencia. Pero no todo es arte románico, ya que aunque el período de apogeo se sitúa a principios del siglo XII, Cluny mantuvo cierta importancia hasta bien entrado el siglo XVIII, lo que permitió nuevos añadidos arquitectónicos góticos y modernos. Sin ir más lejos, el Cardenal Richelieu, primer ministro de Francia durante el reinado de Louis XIII, fue abad de Cluny tres años en la primera mitad del siglo XVII.
Por otro lado, junto a la abadía, y debido a la importancia de ésta, se creó una villa que hoy en día es el pueblo de Cluny, de la que se conservan numerosos restos de época medieval. Muy interesante son, sobre todo, sus dos iglesias, una de estilo románico contemporáneo a la Maior Ecclesia de la abadía y la otra algo posterior, realiza en gótico pleno. Pero lo mejor de todo, es sin duda, la colección de casas de estilo románico y gótico que es posible encontrarte paseando por el entramado. Totalmente espectacular.
Nada más, pues después de pagar los religiosos ocho euros y medio que vale la entrada a la abadía (no podemos quejarnos, que para entrar en la Mezquita de Córdoba te hacen pagar más o menos lo mismo), enfilé camino de Poniente hacia mi nuevo destino, la región de Auvergne. ¡Au revoir!
Ayer me levanté motivado, lo que significa que fue un día de locos. Salí temprano de Dijon con el objetivo de llegar por la tarde a Clermont-Ferrand, con lo cual tenía varias horas entre medio que aproveché de manera muy intensa e interesante. El tiempo acompañaba, ya que han subido las temperaturas y por primera vez en muchas semanas he podido dejar de lado el abrigo y recuperar la chaqueta de entretiempo, así que no ha habido excusa para dejar la autopista e internarme un poco por carreteras nacionales y comarcales para ver un poco de la Francia profunda.
Tras una hora de viaje, hice una parada en la villa de Tournus, que se asienta a orillas del río Saône (el principal afluente del Rhône, o Ródano en castellano). Qué me gustan este tipo de rutas, porque te da la posibilidad de ver sitios que antes ni siquiera sabías que existían. De hecho, me detuve porque cuando iba en coche vi a lo lejos un gran conjunto abacial que a simple vista parecía ser espectacular. Así que me dije, por qué no. Un cafelito y seguimos la ruta. Lo que pasa es que luego paro y me lío, pero qué gusto.
Tournus destaca por tener una de las abadías románicas mejor conservadas de toda Francia. El conjunto es espectacular, pues preserva parte del recinto amurallado del siglo XII y una iglesia estupenda románica realizada en tres fases que es sobresaliente, con un claustro coqueto en el destaca una sala capitular preciosa gótica del siglo XIII. Paz, tranquilidad y mucho sosiego para empezar bien el día. Luego, paseíto por el pueblo adyacente, visita a la Boulangerie de turno y a tomar un cafelito con leche. Un capricho es un capricho, porque a tres euros los cafés hay que pensárselo dos veces para tomar varios al día. Que estamos en Francia y los precios son los que son.
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| Entrada al antiguo recinto de la abadía, Tournus |
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| Exterior de la iglesia de la abadía, Tournus |
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| Vista del campanario y la nave desde el claustro de la abadía, Tournus |
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| Vista exterior de la zona absidal de la iglesia de la abadía, Tournus |
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| Vista exterior del campanario y el primer cuerpo de la iglesia de la abadía, Tournus |
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| Nave central de la iglesia de la abadía, Tournus |
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| Ábside de la iglesia de la abadía, Tournus |
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| Galería del claustro de la abadía, Tournus |
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| Exterior de la iglesia de la abadía, Tournus |
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| Calle principal del pueblo, Tournus |
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| Iglesia románica del pueblo, Tournus |
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| Torre medieval de defensa del antiguo recinto de la abadía, Tournus |
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| Torre medieval de defensa del antiguo recinto de la abadía, Tournus |
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| Antigua torre medieval del tesoro de la abadía, Tournus |
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| Río Saône a su paso cerca de la abadía, Tournus |
Tras terminar la visita, vuelvo a coger el coche y me interno por la campiña de la Borgoña histórica, aunque en realidad estuve transitando por la actual región de Saône et Loire. Colinas onduladas donde se abren pequeños valles repletos de bosques, granjas para animales, campos de cultivo y muchos, muchos viñedos. Y, en mitad de la nada, aparece un cartel que pone "Cité mediévale de Brancion". Y como voy bien de tiempo y no tengo nada más que hacer, pues me vuelvo a contestar ¿por qué no? Me desvío de la carretera, remonto la colina adyecente y en lo alto de la misma se me abre un pueblo medieval medio abandonado, pero que conserva estupendamente el encanto de la época. Me llamaron la atención la puerta de entrada a la villa, gótica del siglo XIII, el antiguo Château originario del siglo XII aunque reformado durante los siglos XIII y XIV, y una estupenda iglesia románica que se yergue imponente justo donde termina la colina y se extiende un enorme sobre el horizonte. También, en mitad del pueblo se levanta un estupendo granero medieval. Sin embargo, ningún rastro de civilización, salvo por algunas casas restauradas que deben servir de segunda residencia a gentes de los alrededores. Por no haber, no había ni bar; pero daba igual. Más paz y tranquilidad, rodeado de una atmósfera que te transporta a tiempos pretéritos. Qué gran mañana.
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| Acceso a la villa, siglo XIII, Brancion |
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| Restos del Palacio Ducal de la villa, siglo XIV, Brancion |
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| Vista del Château y su Donjon desde el interior de la villa, siglos XII-XIII, Brancion |
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| Casa tardogótica, Brancion |
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| Calle del interior de la villa y Château al fondo, Brancion |
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| Casas y prados en el interior de la villa, Brancion |
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| Granero medieval, Brancion |
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| Vista frontal de la iglesia románica de la villa, Brancion |
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| Vista lateral-trasera de la iglesia románica de la villa con su cementerio, Brancion |
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| Vista del valle hacia el oeste desde la Iglesia de la villa, Brancion |
Y, para finalizar, el plato fuerte del día, el sitio que tenía pensado visitar entre Dijon y Clermont-Ferrand. Me refiero a Cluny, un pueblo situado muy cerca de la ciudad de Mâcon, no muy lejos de Lyon, pero que tuvo una importancia capital durante la Edad Media en el desarrollo de las estructuras monásticas en toda Europa. Cluny fue, en origen, una gran abadía que se creó durante el siglo X, pero que durante las centurias posteriores se convirtió en, quizás, la abadía más rica, próspera e influyente de toda Europa. A principios del siglo XII, la Orden había extendido su influencia por Castilla, Inglaterra, Italia y Alemania (además de Francia), creando cientos de prioratos, abadías y monasterios que dependían de la matriz. Señores feudales y reyes les pagaban tributos y eran influídos políticamente por los abades de Cluny, lo que les permitió construir el mayor templo de la época de toda la Cristiandad. Una verdadera joya de estilo románico que desafortunudamente, gracias a la corrientes revolucionarias del XVIII, sólo ha llegado en parte hasta nuestros días, pero que aún así nos da una idea de su magnificiencia. Pero no todo es arte románico, ya que aunque el período de apogeo se sitúa a principios del siglo XII, Cluny mantuvo cierta importancia hasta bien entrado el siglo XVIII, lo que permitió nuevos añadidos arquitectónicos góticos y modernos. Sin ir más lejos, el Cardenal Richelieu, primer ministro de Francia durante el reinado de Louis XIII, fue abad de Cluny tres años en la primera mitad del siglo XVII.
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| Reconstrucción de la Maior Ecclesia de Cluny III con color blanco en las partes conservadas, Cluny |
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| Entrada monumental románica al recinto de la abadía de primera mitad del XII, Cluny |
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| Restos de torreones de entrada a la Maior Eclessia, Cluny |
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| Restos del primer cuerpo de la Maior Ecclesia, Cluny |
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| Cimborrio lateral y exterior del transepto oriental, únicos restos en decente estado de conservación de la Maior Ecclesia, Cluny |
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| Vista de bóveda caídas de la Maior Ecclesia, Cluny |
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| Palacio gótico de la abadía, siglo XIV, Cluny |
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| Puerta de Richelieu del claustro menor de la abadía, estilo barroco siglo XVII, Cluny |
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| Claustro de la abadía, estilo neoclásico del siglo XVIII, Cluny |
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| Granero de la abadía, gótico del siglo XIII, Cluny |
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| Detalle de las bóvedas de crucería del granero de la abadía, Cluny |
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| Elementos neoclásicos de la abadía, siglo XVIII, Cluny |
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| Torreón medieval de defensa del perímetro de la abadía, siglo XIII, Cluny |
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| Torre de defensa del perímetro de la abadía, siglos XII-XIII, Cluny |
Por otro lado, junto a la abadía, y debido a la importancia de ésta, se creó una villa que hoy en día es el pueblo de Cluny, de la que se conservan numerosos restos de época medieval. Muy interesante son, sobre todo, sus dos iglesias, una de estilo románico contemporáneo a la Maior Ecclesia de la abadía y la otra algo posterior, realiza en gótico pleno. Pero lo mejor de todo, es sin duda, la colección de casas de estilo románico y gótico que es posible encontrarte paseando por el entramado. Totalmente espectacular.
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| Calle comercial del pueblo, Cluny |
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| Detalle de arco apuntado gótico en uno de los callejones del pueblo, Cluny |
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| Edificio renacentista de arquitectura popular, Cluny |
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| Plaza de la iglesia de Notre Dame, Cluny |
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| Edificio románico frente al palacio gótico de la abadía, Cluny |
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| Casa románica-gótica, finales del XII o principios del XIII, Cluny |
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| Casa románica-gótica de finales del XII o principios del XIII, Cluny |
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| Callejón del pueblo, se observan detalles románicos en la casa de la izquierda, Cluny |
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| Iglesia gótica de Notre-Dame, Cluny |
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| Iglesia románica de Saint-Marcel, Cluny |
Nada más, pues después de pagar los religiosos ocho euros y medio que vale la entrada a la abadía (no podemos quejarnos, que para entrar en la Mezquita de Córdoba te hacen pagar más o menos lo mismo), enfilé camino de Poniente hacia mi nuevo destino, la región de Auvergne. ¡Au revoir!
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