München, Augsburg, DE. Guten morgen Deutschland!

¡Buenas noches!

Primera semi ola de frío del otoño, y primera nevada del año. Qué bonito. Y qué frío. Eran las diez de la mañana y el termómetro del coche marcaba 7 grados en Salzburg. Pero al cruzar la frontera y adentrarnos en Baviera, el mercurio fue bajando progresivamente. 6,5,4,3,2. Y comenzó a nevar. La verdad es que nunca había conducido con nieve, y tampoco es para tanto. Sí que había visto nevar mientras esquiaba varias veces, pero nunca me había cogido montado en un coche. Qué bonito ver los pinos con tonos blanquecinos, y el infinito césped tornarse de blanco impoluto.

Pero no todo es tan simpático. Ayer, de cena con Paola y sus amigos en Salzburg, nos ponemos a hablar de mi viaje. Y nada, lo típico, vengo de Francia e Italia, paso por Alemania y voy para Polonia y Lituania y bla bla bla. La misma historia. Que sí, que no me estoy quedando contigo. ¿Qué estoy un poco loco? Puede ser. Carpe diem. En fin. Pero ayer me pregunta uno de los alemanes asistentes a la cena... ¿Oye, y ya has puesto los neumáticos de invierno? Y yo le digo, ¿qué neumáticos de invierno? ¿Eso qué es? Que sí, hombre, que aquí en Alemania y en Europa central es obligatorio llegado noviembre cambiar los neumáticos del coche y sustituirlos por unos especiales preparados para la nieve, el hielo y el frío, y aparte es recomendable, porque si no es una temeridad. Y yo le respondo, venga ya que te estás quedando conmigo. Y él me mira con cara germana (no le hacía falta fingir porque lo llevaba en la sangre) y me dice: No, no es broma. Y deberías hacerlo. En fin, cosas de realizar un viaje por Europa en otoño-invierno sin informarse debidamente. Así que ahora tengo que buscarme un taller por ahí, comprar cuatro ruedas de invierno y que me las cambien. Y todo ello con colas kilométricas porque ahora todos los alemanitas están haciendo el cambio de golpe antes de que venza el plazo legal del 1 de noviembre. Gastos imprevistos, pero es lo que hay. Es lo que tiene viajar en coche, flexibilidad vs ineficiencia económica. ¡Pero la seguridad es lo primero! Veremos a ver cómo acaba la cosa.

Por otro lado, ha sido muy interesante adentrarse con el coche en Alemania. De Salzburg a München la autopista regular, ya que está salpicada de curvas y cambios de resante, pero de München a Augsburg 3 carrilles y rectas por derecho. Y hay que recordar que aquí en Alemania en la mayoría de autopistas, como ésta, no hay límite de velocidad, por lo que más valía arrimarse a la derecha y ver el festival de Audis y Mercedes que te pasaban por la izquierda a 180, kilómetro arriba o kilómetro abajo. Cosas de los alemanitos.

Para finalizar, una sorpresa inesperada. Voy circunvalando München y me equivoco en una de las salidas, en vez de coger la dirección de Stuttgart tomo el desvío de Berlín. Total, que 1 kilómetro más para adelante pillo un cambio de sentido y vuelvo para atrás, y al volver a llegar a la circunvalación engancho el anillo en dirección contraria a las agujas del reloj entrando desde el norte, buscando la citada salida de Stuttgart. Y, en el carrilo de acceso a la circunvalación... ¡Tachán! Se abre ante mis ojos el Allianz Arena, el nuevo estadio del Bayern München. Es curioso verlo tantas veces por la tele y de pronto tenerlo ante tus ojos. La sorpresa no fue por ver por fuera el estadio en sí, sino por las circunstancias de habérmelo encontrado sin esperármelo. Y todo ello bajo una fina nevada otoñal. ¡Cuanto menos amenizante!

Allianz Arena, München

Luego, llegada a Augsburg, y sin parar de nevar toda la tarde. Suavito, pero nevando. Pero esto ya es otra historia ¡Eso es to, eso es to, eso es todo amigos! ¡Guten nacht!