Tuesday, October 2, 2012

Arles, FR. ¡Buenos y provenzales días!

¡Buenas!

Nada mejor que despertarse e irse a hacer un poco de deporte, que hay que mantener esa maltrecha rodilla en forma. Y si puede en un entorno privilegiado como el antiguo perímetro amurallado de la ciudad de Arlés, mejor que mejor, ¿no? Ello en honor de mi amigo Apolo, que sé que le chifla correr alrededor de murallas... ¡Va por ti my friend!

La verdad es que he tenido mucha suerte con mi couch hoster. Se llama Eleonore, es de mi quinta y trabaja en una empresa que elabora recreaciones de productos arqueológicos pero en plan merchandaising para las empresas (suena raro, lo sé). Pero vamos, genial. Una chica encantandora, muy simpática, que nada más conocerme me invitó a una pinta de cerveza (¡menos mal que luego me dejó pagar las cosas de la cena en el súper, aunque trabajo me costó!). Y, para colmo, me ha dejado una copia de las llaves de su casa y se ha ido a trabajar. See you tonight, me ha dicho. Y nada, ¿qué podía decir yo? Pues que home sweet home :) (ésta de las ventanas granates es su casa, en pleno centro medieval de Arlés, en un área llamada bourg vieux).

Home sweet home, Arlés

Eleonore me ha recomendado que vaya al museo romano de la ciudad, que es uno de los más importantes de Francia en la materia, así que habrá que hacerle caso, y me pasaré esta mañana. De todas maneras es impresionante el patrimonio arqueológico que tienen por aquí, tanto romano como medieval. La ciudad conserva el anfiteatro (arena) perfectamente (casi como el Coliseo de Romano), buena parte del teatro (más que en Cádiz, peor que Mérida), un trocito del circo (algo menos que en Toledo), restos de criptopórticos del foro y unas termas de época de Constantino que son una delicia, no muy grandes, pero estupendamente conservadas. Así que me voy a poner las botas hoy. De hecho, me resultó muy curioso la cantidad de restos arqueológicos desperdigados por el suelo en mitad de la ciudad, a la intemperie, que en cualquier otro lugar (salvo Roma o Estambul, donde por cantidad y densidad reciben el mismo tratamiento de protección, osea ninguno) formarían parte de un museo. No podían faltar basas, columnas y frisos, entre otros, todos de época romana.

Alrededores del teatro romano, Arlés

Ayer tocó paseíto por fuera, hoy habrá que elegir y entrar dentro de algún monumento. Uno que seguro que va a caer, como no puede ser de otra manera, es el anfiteatro, aunque creo que lo dejaré para la tarde.

Anfiteatro romano de Arlés

No puedo evitar dejaros otra vista del anfiteatro, porque es impresionante. Sillares de una calidad sublime engarzados a hueso de una manera tan armoniosa que apenas se ven la juntas. Es increíble que ya en el siglo I se alcanzara una técnica arquitectónica que no se llegaría a igualar hasta prácticamente el siglo XVI, el Renacimiento.

Anfiteatro romano de Arlés

Podría poneros decenas de fotos más de este monumento, otros y algunas vistas bonitas de Arlés, pero entonces me tiraría toda la mañana posteando. Sin embargo, para finalizar, creo que merece la pena una vista de las termas de Constantino (siglo IV).

Termas de Constantino, Arlés

Bueno, venga, ¡una última! He aquí la llamada plaza del foro, en el corazón de la ciudad antigua, un lugar muy bonito salpicado de cafés y boulangeries, en el que merece la pena detenerse aunque sea unos instantes. Y encima, para rematarlo, la plaza preserva algunos restos del antiguo (como su nombre indica) foro de la ciudad romana (detrás de la estatua, empotrados en un edificio, aunque visibles), en este caso una especie de fachada monumental con ciclópeas columnas graníticas rematadas por capiteles corintios, que sostentan restos un frontón ricamente ornamentado.

Plaza del foro, Arlés

Ya creo que está bien por hoy. ¡Besos y abrazos!

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