¡Buenas tardes!
Fin de semana de relax, sin salidas nocturnas (¡cómo se agradece!) en el que continúo mi ronda por Sajonia. A este ritmo, me la voy a acabar conociendo mejor que La Janda, pero es que es una región preciosa, y además me encanta la gente y el ambiente del Este de Alemania. Así que cualquier excusa es buena para seguir disfrutando de la zona.
Ayer llegué a la ciudad de Leipzig, donde pasé un día completo y he podido disfrutar de su bella arquitectura barroca, neoclásica y Art Noveau. La ciudad es conocida, entre otras cosas, porque el gran compositor musical Johan Sebastian Bach desarrolló buena parte de su vida y obra en la misma. También otros grandes como Mendelsohn, Wagner o Mozart se dejaron caer por la urbe durante algunos periodos de su vida. Me ha llamado sobre todo la atención una iglesia gótica muy bonita y otra barroca-rococó de intricados detalles y decoración interior exuberante, en la que para mi sorpresa encontré a un coro cantando. También destacaría los numerosos mercados navideños que salpican el entramado, llenos de puestos en los que se venden objetos decorativos diversos y en los que además se sirven todo tipo de salchichas (frankfurts), dulces variados y una especie de sangría caliente muy popular por toda Alemania que al principio no me gustaba nada pero que con el paso de las semanas (y de un vaso detrás de otro) le estoy cogiendo el gusto. Me ha parecido muy bonito, por otro lado, el Altes Rathaus (ayuntamiento viejo), un edificio barroco imponente que preside el Markt, la plaza principal de la ciudad. También es muy bella la Ópera, rodeada de jardines y canales, no muy lejos del casco histórico. Por no hablar del Völkerschlachtdenkmal (Monumento a la Batalla de los Pueblos), una construcción imponente situada en uno de los suburbios de Leipzig que conmemora la batalla que tuvo lugar en los alrededores de la ciudad en el año 1813, entre los ejércitos napoleónicos y una coalición de naciones, y que se saldó con la victoria de estos últimos. La gran derrota de Napoleón que precipitó su caída y el fin de las guerras que llevan su nombre. Precioso, lástima que fuera ya de noche y no pudiera saborearlo en plenitud, aunque me sirvió de igual modo para hacerme una idea.
Tras hacer noche en Leipzig, he venido a poner la era en Dresden (a una hora en coche de la anterior), que es donde me encuentro ahora mismo. Para ser sincero, ha sido un viaje inesperado, pues no pretendía repetir ninguna ciudad en mi periplo europeo (ya estuve aquí hace tres semanas, justo antes de cruzar la frontera de Polonia). Sin embargo, asuntos ineludibles de extrema importancia me requerían en la llamada Elbflorenz (Florencia del Elba). Así que aquí estoy, disfrutando de nuevo de su bella arquitectura barroca ampliamente reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial. La verdad es que me había ido de Dresden con buen sabor de boca, sabiendo que iba a volver, aunque no me imaginaba que iba a hacerlo tan pronto. Cosas de la vida, que a veces resulta impredecible.
Tras pasar la noche en Dresden, ahora tomaré, si no hay más cambios, el camino de Berlín, donde permaneceré una semanita. ¡Feliz comienzo de semana!
Fin de semana de relax, sin salidas nocturnas (¡cómo se agradece!) en el que continúo mi ronda por Sajonia. A este ritmo, me la voy a acabar conociendo mejor que La Janda, pero es que es una región preciosa, y además me encanta la gente y el ambiente del Este de Alemania. Así que cualquier excusa es buena para seguir disfrutando de la zona.
Ayer llegué a la ciudad de Leipzig, donde pasé un día completo y he podido disfrutar de su bella arquitectura barroca, neoclásica y Art Noveau. La ciudad es conocida, entre otras cosas, porque el gran compositor musical Johan Sebastian Bach desarrolló buena parte de su vida y obra en la misma. También otros grandes como Mendelsohn, Wagner o Mozart se dejaron caer por la urbe durante algunos periodos de su vida. Me ha llamado sobre todo la atención una iglesia gótica muy bonita y otra barroca-rococó de intricados detalles y decoración interior exuberante, en la que para mi sorpresa encontré a un coro cantando. También destacaría los numerosos mercados navideños que salpican el entramado, llenos de puestos en los que se venden objetos decorativos diversos y en los que además se sirven todo tipo de salchichas (frankfurts), dulces variados y una especie de sangría caliente muy popular por toda Alemania que al principio no me gustaba nada pero que con el paso de las semanas (y de un vaso detrás de otro) le estoy cogiendo el gusto. Me ha parecido muy bonito, por otro lado, el Altes Rathaus (ayuntamiento viejo), un edificio barroco imponente que preside el Markt, la plaza principal de la ciudad. También es muy bella la Ópera, rodeada de jardines y canales, no muy lejos del casco histórico. Por no hablar del Völkerschlachtdenkmal (Monumento a la Batalla de los Pueblos), una construcción imponente situada en uno de los suburbios de Leipzig que conmemora la batalla que tuvo lugar en los alrededores de la ciudad en el año 1813, entre los ejércitos napoleónicos y una coalición de naciones, y que se saldó con la victoria de estos últimos. La gran derrota de Napoleón que precipitó su caída y el fin de las guerras que llevan su nombre. Precioso, lástima que fuera ya de noche y no pudiera saborearlo en plenitud, aunque me sirvió de igual modo para hacerme una idea.
Tröndlinring, Leipzig |
Altes Rathaus y Markt, Leipzig |
Altes Rathaus, Leipzig |
Mercado navideño en la plaza del Markt, Leipzig |
Thomaskirche, Leipzig |
Estatua de Bach frente a la Thomaskirche, Leipzig |
Neues Rathaus, Leipzig |
Neues Rathaus, Leipzig |
Arquitectura de finales del XIX o principios del XX, Leipzig |
Calle del centro, Leipzig |
Calle del centro, Leipzig |
Nikolaikirche, Leipzig |
Opera, Leipzig |
Hauptbanhof (estación central), Leizpig |
Tras hacer noche en Leipzig, he venido a poner la era en Dresden (a una hora en coche de la anterior), que es donde me encuentro ahora mismo. Para ser sincero, ha sido un viaje inesperado, pues no pretendía repetir ninguna ciudad en mi periplo europeo (ya estuve aquí hace tres semanas, justo antes de cruzar la frontera de Polonia). Sin embargo, asuntos ineludibles de extrema importancia me requerían en la llamada Elbflorenz (Florencia del Elba). Así que aquí estoy, disfrutando de nuevo de su bella arquitectura barroca ampliamente reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial. La verdad es que me había ido de Dresden con buen sabor de boca, sabiendo que iba a volver, aunque no me imaginaba que iba a hacerlo tan pronto. Cosas de la vida, que a veces resulta impredecible.
Zwinger, Dresden |
Tras pasar la noche en Dresden, ahora tomaré, si no hay más cambios, el camino de Berlín, donde permaneceré una semanita. ¡Feliz comienzo de semana!
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