¡Buenas tardes!
Vaya dos días que llevo en la ciudad de Krákow. Antes de ayer, nada más llegar y encontrarme con Bromek, mi hoster en la ciudad, fiesta cumpleaños de su compañero de piso. Y digo fiesta por no decir chupitazos de cumpleaños, porque la fiesta consistía básicamente en hacer rondas de chupitos de Vodka (unos chupitos un tanto especiales, ya que mezclan Vodka con una especie de sirope de frambuesa y tabasco mexicano) hasta que se acabara la botella. Menos mal que éramos siete u ocho a repartir. Válgame Cristo, como decían nuestros antepasados del Siglo de Oro. Pero no contentos con eso, luego cambio de residencia hacia una fiesta de despedida de no se quién que se va dos meses a la India. O a Camboya. Qué más da. La cosa es que el asunto estaba lleno de polacos, polacas y yo por ahí en medio. Divertido, anda qué no. Nos dieron las tres y pico de la madrugada, que eso aquí en Europa son palabras mayores. Y yo nada más aterrizar. Y ayer quedada con la comunidad CouchSurfing de Kraków, quedada que consistía básicamente en charlar, intercambiar impresiones y sobre todo degustar cerveza. Cerveza. Cerveza. Y luego vuelta al piso con amigos para seguir bebiendo cerveza. Cerveza. Cerveza. La verdad es que está rica, pero prometo que cuando llegue a España me voy a tirar una buena temporada a base de vinito tinto. De la tierra, que se echa de menos.
Por otro lado, sólo tengo palabras de agradecimiento para Bromek y su compañera de piso, Kasia, que me están tratando estupendamente y no me dejan solo ni un instante. Hemos dado vueltas por la ciudad, salido, hecho turismo y visitado el castillo juntos. Cuando una no puede por clases o trabajo, la otra me hace compañía. Y encima no me dejan cocinar, ni limpiar, ni fregar los platos, ni nada de nada. Que yo soy el invitado, me dicen. Vaya hospitalidad, me siento como un rey. Al menos sí que me dejan comprar la cerveza, cerveza, cerveza; que algo hay que aportar a la comunidad. ¡Muchas gracias a las dos!
Con respecto a la ciudad antigua Kraków, la verdad es que es espectacular. Conserva un casco histórico precioso, repleto de edificios bajomedievales, renacentistas y barrocos. Pero sobre todo destaca su plaza principal (del mercado), la mayor de Europa en extensión de época medieval, pues es un cuadrado de 200 metros de lado. En el centro se alza la lonja (Sukiennice), un edificio originalmente gótico pero que tras un incendio fue reedificado en época renacentista. También, en uno de los extremos de la plaza se alzaba el antiguo ayuntamiento. Aunque éste no ha sobrevivido íntegro al paso de los años, sí que se conserva la torre que lo coronaba, un magnífico ejemplo de arquitectura gótica civil en transición al Renacimiento. También me ha gustado mucho, por su coquetería, la iglesia de San Adalberto. Esta iglesia es una de las más antiguas de la ciudad y fue reedificada originariamente en estilo románico, aunque sufrió numerosos añadidos en el siglo XVIII y buena parte de su estética data de esta época. Por no hablar de la iglesia de Santa María, la mayor de la ciudad después de la Catedral, que se alza majestuosa en uno de los extremos de la plaza. En general, un lugar precioso y lleno de encanto, siempre repleto de gente. Bonito.
La ciudad de Kraków ha sufrido diversas destrucciones a lo largo de la historia, sobre todo a raíz de las invasiones mongolas y tártaras del siglo XIII. Sin embargo, no fue hasta los siglos XIV-XV cuando se le dotó a la urbe de un perímetro amurallado digno de la que durante la Edad Media fue capital del Ducado y luego del Reino de Polonia. De este sistema defensivo se preservan escasos vestigios, ya que buena parte de la muralla fue derribada en el siglo XIX. Sin embargo, quedan algunos lienzos, torres y una puerta que permite hacerse una idea del conjunto.
El resto del casco histórico es igual de interesante a nivel arquitectónico, pues está salpicado de iglesias preciosas de diferentes épocas, grandes casas de comerciantes, edificaciones diversas y espaciosas calles que siguen el trazado de las antiguas vías medievales. El entorno no es tán espectacular como el de la Plaza del Mercado, aunque merece la pena darse una vuelta por los alrededores y perderse por el entramado.
Finalmente, en el extremo sur de la ciudad, pegando al río, se alza majestuoso el castillo Vawel, uno de los mayores y más importantes de Europa. La colina sobre la que se alza fue el origen de la ciudad, aunque ya desde principios de la Edad Media este espacio fue destinado a albergar los principales edificios relacionados con el poder político y religioso, mientras que el asentimiento urbano se prolongó hacia el norte, donde se sitúa hoy la plaza del Mercado. El conjunto que se puede observar hoy en día contiene la Catedral de la ciudad (como en Praga, en el castillo), de estilo gótico con añadidos posteriores; defensas que se pueden datar en una horquilla que van de los siglos XV al XVIII y unas estructuras palaciegas impresionantes renacentistas y barrocas.
Y mañana, camino de Vilnius, capital de Lituania. 750 kilómetros por delante, que sin duda será la mayor tacada que creo que me voy a meter en este viaje. ¡Así que hoy a descansar que mañana toca un día duro!
Vaya dos días que llevo en la ciudad de Krákow. Antes de ayer, nada más llegar y encontrarme con Bromek, mi hoster en la ciudad, fiesta cumpleaños de su compañero de piso. Y digo fiesta por no decir chupitazos de cumpleaños, porque la fiesta consistía básicamente en hacer rondas de chupitos de Vodka (unos chupitos un tanto especiales, ya que mezclan Vodka con una especie de sirope de frambuesa y tabasco mexicano) hasta que se acabara la botella. Menos mal que éramos siete u ocho a repartir. Válgame Cristo, como decían nuestros antepasados del Siglo de Oro. Pero no contentos con eso, luego cambio de residencia hacia una fiesta de despedida de no se quién que se va dos meses a la India. O a Camboya. Qué más da. La cosa es que el asunto estaba lleno de polacos, polacas y yo por ahí en medio. Divertido, anda qué no. Nos dieron las tres y pico de la madrugada, que eso aquí en Europa son palabras mayores. Y yo nada más aterrizar. Y ayer quedada con la comunidad CouchSurfing de Kraków, quedada que consistía básicamente en charlar, intercambiar impresiones y sobre todo degustar cerveza. Cerveza. Cerveza. Y luego vuelta al piso con amigos para seguir bebiendo cerveza. Cerveza. Cerveza. La verdad es que está rica, pero prometo que cuando llegue a España me voy a tirar una buena temporada a base de vinito tinto. De la tierra, que se echa de menos.
Por otro lado, sólo tengo palabras de agradecimiento para Bromek y su compañera de piso, Kasia, que me están tratando estupendamente y no me dejan solo ni un instante. Hemos dado vueltas por la ciudad, salido, hecho turismo y visitado el castillo juntos. Cuando una no puede por clases o trabajo, la otra me hace compañía. Y encima no me dejan cocinar, ni limpiar, ni fregar los platos, ni nada de nada. Que yo soy el invitado, me dicen. Vaya hospitalidad, me siento como un rey. Al menos sí que me dejan comprar la cerveza, cerveza, cerveza; que algo hay que aportar a la comunidad. ¡Muchas gracias a las dos!
Con respecto a la ciudad antigua Kraków, la verdad es que es espectacular. Conserva un casco histórico precioso, repleto de edificios bajomedievales, renacentistas y barrocos. Pero sobre todo destaca su plaza principal (del mercado), la mayor de Europa en extensión de época medieval, pues es un cuadrado de 200 metros de lado. En el centro se alza la lonja (Sukiennice), un edificio originalmente gótico pero que tras un incendio fue reedificado en época renacentista. También, en uno de los extremos de la plaza se alzaba el antiguo ayuntamiento. Aunque éste no ha sobrevivido íntegro al paso de los años, sí que se conserva la torre que lo coronaba, un magnífico ejemplo de arquitectura gótica civil en transición al Renacimiento. También me ha gustado mucho, por su coquetería, la iglesia de San Adalberto. Esta iglesia es una de las más antiguas de la ciudad y fue reedificada originariamente en estilo románico, aunque sufrió numerosos añadidos en el siglo XVIII y buena parte de su estética data de esta época. Por no hablar de la iglesia de Santa María, la mayor de la ciudad después de la Catedral, que se alza majestuosa en uno de los extremos de la plaza. En general, un lugar precioso y lleno de encanto, siempre repleto de gente. Bonito.
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| Plaza del Mercado, Kraków |
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| Plaza del Mercado, Kraków |
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| Plaza del Mercado, Kraków |
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| Plaza del Mercado, Kraków |
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| Sukiennice, Kraków |
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| Iglesia de Santa María, Kraków |
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| Torre del antiguo ayuntamiento (derruido), Kraków |
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| Iglesia de San Adalberto, Kraków |
La ciudad de Kraków ha sufrido diversas destrucciones a lo largo de la historia, sobre todo a raíz de las invasiones mongolas y tártaras del siglo XIII. Sin embargo, no fue hasta los siglos XIV-XV cuando se le dotó a la urbe de un perímetro amurallado digno de la que durante la Edad Media fue capital del Ducado y luego del Reino de Polonia. De este sistema defensivo se preservan escasos vestigios, ya que buena parte de la muralla fue derribada en el siglo XIX. Sin embargo, quedan algunos lienzos, torres y una puerta que permite hacerse una idea del conjunto.
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| Restos de muralla medieval y torre, Kraków |
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| Única puerta de las murallas medievales conservada, Kraków |
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| Bastión del siglo XVI a modo de barbacana, Kraków |
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| Vista del bastión y la puerta medieval detrás, Kraków |
El resto del casco histórico es igual de interesante a nivel arquitectónico, pues está salpicado de iglesias preciosas de diferentes épocas, grandes casas de comerciantes, edificaciones diversas y espaciosas calles que siguen el trazado de las antiguas vías medievales. El entorno no es tán espectacular como el de la Plaza del Mercado, aunque merece la pena darse una vuelta por los alrededores y perderse por el entramado.
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| Calle Grodzka, eje principal de la ciudad, Kraków |
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| Iglesia gótica de los dominicos, Kraków |
Finalmente, en el extremo sur de la ciudad, pegando al río, se alza majestuoso el castillo Vawel, uno de los mayores y más importantes de Europa. La colina sobre la que se alza fue el origen de la ciudad, aunque ya desde principios de la Edad Media este espacio fue destinado a albergar los principales edificios relacionados con el poder político y religioso, mientras que el asentimiento urbano se prolongó hacia el norte, donde se sitúa hoy la plaza del Mercado. El conjunto que se puede observar hoy en día contiene la Catedral de la ciudad (como en Praga, en el castillo), de estilo gótico con añadidos posteriores; defensas que se pueden datar en una horquilla que van de los siglos XV al XVIII y unas estructuras palaciegas impresionantes renacentistas y barrocas.
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| Vista del castillo Vawel, Kraków |
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| Torre de la Catedral en el castillo Vawel, Kraków |
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| Entrada al castillo Vawel, Kraków |
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| Torre medieval del castillo Vawel, Kraków |
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| Interior del castillo Vawel, Kraków |
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| Interior del castillo Vawel, Kraków |
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| Interior del castillo Vawel, Kraków |
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| Vista de la Catedral en el castillo Vawel, Kraków |
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| Arcadas y patio del palacio del castillo, Kraków |
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| Río Wisła a su paso por la ciudad desde el castillo Vawel, Kraków |
Y mañana, camino de Vilnius, capital de Lituania. 750 kilómetros por delante, que sin duda será la mayor tacada que creo que me voy a meter en este viaje. ¡Así que hoy a descansar que mañana toca un día duro!
Juanjo! Mañana vamos para Polonia!! Te estoy cotilleando un poco el blog para ver qué hay de interesante por Cracovia y Wroclaw... jeje :)
ReplyDeleteJeje estupendo! Dos ciudades muy chulas, sobre todo Kraków... Que disfrutes del viaje!
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