Thursday, November 29, 2012

Berlin, DE. Asentando el cuerpo a orillas del Spree.

¡Buenas tardes!

Los dos últimos días han sido algo relajados, aunque no he dejado de hacer cosas. Porque como ya dije en el último post, en Berlin es imposible aburrirse. En primer lugar, por la gran cantidad de atractivos de diversa índole que ofrece la capital de Alemania (culturales, de ocio, etcétera), y también porque, aparte de Pere y Silvia, tengo más amigos repartidos por la ciudad a los que he aprovechado para visitar.

Ayer por la noche, por ejemplo, estuve con Yaiza, a quien conocí este verano en Barcelona en la boda de mi amiga Lourdes. Yaiza nos llevó a Pere, Silvia y a mí a un garito un Kreuzberg muy chulo, donde tuvimos ocasión de participar en un Music Quiz (una especie de trivial donde hay que adivinar o bien el nombre de la canción o bien el grupo del tema que una especie de DJ-presentador reproduce). Aquellos que me conocen saben que mi cultura musical tiende a cero (por no decir que es inexistente), aunque fue espectacular ver como había gente que tan sólo escuchando las primeras notas de una canción acertaba la respuesta. Todo tipo de ovejas se pueden encontrar en el rebaño del señor, impresionante.

Pero antes, por la tarde, había quedado para tomar un café con mi amiga Melele, gaditana también y compañera mía de clase desde los ocho hasta los dieciseis años. Melele trabaja como artista y se está haciendo un hueco dentro del complicado mundo del Arte en Berlin, aunque hace poco que ha expuesto creaciones suyas en una galería y ahora mismo decora por encargo una pared de un edificio en el corazón de Neukölln, uno de los distritos más bohemios y "chic" de Berlin. La verdad es que me dejó alucinado con su obra, quién sabe, igual tenemos ante nuestros ojos a la Banksy del futuro. Aquí os dejo un enlace para el que sienta curiosidad: http://meledelayglesia.blogspot.de/

Sin embargo, y a pesar de que el tiempo no acompaña (pocos grados sobre cero, ausencia de sol y lluvia), no he descuidado las visitas culturales. Ayer visitamos, por ejemplo, la cúpula del Reichstag, una estructura espectacular de acero y vidrio que corona el Reichstag (el edificio del Parlamento de Alemania). Recomiendo encarecidamente a quién venga a Berlin que se pase a visitarla. No sólo por las vistas que desde la cúpula ofrece la ciudad, si no por su propia belleza arquitectónica. Una solución ideal contemporánea que se acopla perfectamente al original del siglo XIX y que inyecta luz natural al interior del edificio mediante un complicado sistema de espejos. Vaya genio Sir Norman Foster.

Espejos para reflectar la luz al interior del hemiciclo en la cúpula del Reichstag, Berlin

Óculo de la cúpula del Reichstag, Berlin

Interior de la cúpula del Reichstag, Berlin

Vista hacia al este desde la cúpula del Reichstag, Berlin

Esta mañana, por otro lado, he tenido ocasión de escaparme un rato (quería coger la bici, pero llovía y un fogonazo de lucidez me ha hecho tomar el metro) y visitar el Palacio de Charlottenburg, que se sitúa un par de kilómetros al oeste del Tiergarten (hoy en día dentro del Ring berlinés, aunque antiguamente estaba en las afueras de la ciudad). El Charlottenburg Schloss es un palacio barroco y rococó que fue iniciado en el siglo XVII, aunque la mayor parte de su fábrica data del siglo XVIII, y que sirvió de residencia primero a los duques y luego a los reyes de Prusia. El palacio se sitúa a orillas del río Spree, y a su espalda posee unos magníficos jardines de inspiración versallesca. De hecho, todo el conjunto es una "imitación" del modelo parisino, que sirvió de inspiración a otras muchas cortes de la época. A pesar del mal tiempo, ha merecido la pena pasear un rato por los alrededores y contemplar su bella estampa.

Ala lateral del Charlottenburg Schloss, Berlin

Acceso monumental del Charlottenburg Schloss, Berlin

Estatua de Friedrich Wilhelm I frente a la entrada principal del Charlottenburg Schloss, Berlin

Vía procesional con el Charlottenburg Schloss al fondo, Berlin

Por otro lado, a lo largo de los dos últimos días he tenido tiempo de pasear por las zonas más céntricas Berlin, sobre todo por la occidental que es la que queda más cerca del piso de Pere y Silvia. A continuación os dejo algunas fotos de lugares que, o bien me han llamado la atención, o bien reflejan bastante bien el look and feel de la ciudad.

Monumento al Holocausto, Berlin

Edificios de oficinas en Potsdamer Platz, Berlin

Cubierta del Sony Center, Berlin

Interior del Sony Center, Berlin

Kurfürstendamm, una de las principales avenidas comerciales, Berlin

Kurfürstendamm, una de las principales avenidas comerciales, Berlin

Esta noche creo que tocará relax, porque mañana tenemos pensado madrugar para hacer una excursión a una ciudad situada no muy lejos de la capital alemana,  la cual siempre he querido visitar y que además posee un valor simbólico trascendental en la evolución de la historia europea de los últimos quinientos años. ¿Qué lugar será? ¡En el próximo post lo sabreis!

Wednesday, November 28, 2012

Berlin, DE. Redescubriendo la capital del Reich.

¡Buenas noches!

Redescubriendo, digo, porque ya había estado en Berlin hace tres o cuatro años con mis padres. Sin embargo, en esta ocasión visito a mi ex-compañero de trabajo y amigo Pere, que vive con su novia, Silvia, en la ciudad desde el pasado verano (gracias por vuestra hospitalidad). Llegué a Berlín ayer por la tarde, y fue muy curioso el hecho de que al aparcar el coche en Schöneberg (el distrito en el que viven, por cierto bastante céntrico) me encontré de casualidad con Silvia por la calle, así que me acompañó a casa, donde ya me esperaba Pere. Nada mejor que ponernos al día delante de un par de cervezas, o dos pares, como bien manda la tradición. En Berlín me quedaré, en principio, hasta el fin de semana, cuando ya tomaré rumbo hacia el oeste de Alemania. Tiempo de sobra para perderme un poco por la ciudad, quedar con otros viejos amigos que están desperdigados por la urbe y hacer muchas, muchas cosas. Porque en una gran ciudad cosmopolita, como es Berlín, es imposible aburrirse.

Berlin, al igual que la mayoría de las ciudades de Alemania que he visitado, posee dos características fundamentales que la identifican. Primero, que fue fundada en la Edad Media, y de hecho no hace mucho que celebraron su 750 aniversario. Luego, que fue ampliamente arrasada durante la Segunda Guerra Mundial. Lo que no destruyeron los bombardeos aliados se encargaron de hacerlo rusos y alemanes combatiendo durante la Batalla de Berlin, una de las más cruentas de la guerra, y que marcó el fin de la misma cuando los rusos consiguieron tomar el Reichstag y colocar una bandera de la URSS sobre su cúpula. Ello explica que la inmensa mayoría del entramado antiguo esté perdido, y que edificios modernos y grandes plazas aparezcan como setas por doquier. Sin embargo, todavía se conservan algunos edificios, la mayoría reconstruidos, que reflejan buena parte del esplendor antiguo de la ciudad, muy importante sobre todo a raíz del auge del Reino de Prusia durante la segunda mitad del siglo XVIII y el siglo XIX. Personalmente, destacaría las grandes avenidas del Stadtmitte, los jardines del Tiergarten (antiguo coto de caza imperial), el parlamento (Reichstag), la Puerta de Branderburgo (Branderburger Tor), la Columna de la Victoria o la fantástica Catedral. Pero, sobre todo, la fantástica isla de los museos, un islote fluvial sobre el río Spree donde a lo largo de tres o cuatro edificios se distribuyen joyas como el Altar de Pérgamo, la Puerta de Ishtar de Babilonia o el busto de Nerfertiti.

Sin embargo, lo más sorprendente es el hecho de conocer cómo una ciudad pudo ser partida en dos, estar completamente dividida y aislada una parte de otra durante casi treinta años y luego volver a unificarse. Hablo, como no podía ser de otra manera, del famoso muro de la discordia. Tras la Segunda Guerra Mundial, los distritos de Berlin fueron repartidos bajo cuatro zonas de influencia, tres aliadas y una soviética. Con los años, y debido a las tensiones existentes durante la Guerra Fría, se levantó un muro entre la zona occidental y la oriental, que separó a vecinos, familiares y amigos durante casi tres décadas. Este muro duró hasta la caída del mismo y la reunificación del país, en el año 89. Una vergüenza, y lo más triste de todo es que no hace ni veinticinco años que pasó. Además, esta separación ha marcado (y sigue marcando) la arquitectura de la ciudad, pues la reconstrucción de la misma se llevó a cabo de manera muy diferente según quién dominara el distrito en cuestión. Así, grandes bloques monstruosos y amplias avenidas dominan la zona de influencia soviética, mientras que la zona aliada tiene un look and feel totalmente diferente, mucho más occidental. Se me hace muy curioso ir de un barrio y otro y observar dos realidades diferentes, como si viajaras de un país a otro. Pero, entre otras cosas, esto es lo que le da a Berlin un encanto especial.

Esta mañana he tenido el placer de coger la bicicleta de Silvia y darme un paseo por algunas de las zonas más céntricas de Berlin, cosa que he disfrutado muchísimo. En primer lugar, porque hacía bastante tiempo que no cogía una bicleta, y luego porque el tiempo ha acompañado (unos ocho o nueve grados y ausencia de lluvia, aunque el sol se había ido por tabaco, como la mayoría de los días). Así que nada, saliendo de Schöneberg, vueltecita por Postdammerstrasse y empalmar con Leipzigerstrasse hasta AlexanderPlatz, donde me homanajeé con un Wurst de una cuarta de largo. A la vuelta, isla de los museos, Unter den Linden, Branderburger Tor, Tiergarten y finalmente giro hacia el sur de nuevo hacia Schöneberg vía Martin Luther strasse. Varios kilómetros de recorrido, pero de un modo muy relajado y disfrutando del paisaje de un precioso día otoñal. Berlin lo merece.

Alexanderplatz, Berlin

Vista de Alexanderplatz y alrededores desde la isla de los museos, Berlin

Berliner Dom, Berlin

Branderburger Tor, Berlin

Reichstag, Berlin

Lutherbrücke sobre el río Spree a la altura del Tiergarten, Berlin

Monumento a Otto Von Bismarck en el Tiergarten, Berlin

Columna de la victoria en mitad del Tiergarten y la bici  de Silvia con la que he hecho el tour por la ciudad, Berlin

Y esta tarde, para tomar el aire un poco, hemos dado vuelta por Neukölln y Alexanderplatz, donde hemos tomado un par de jarras de Glühwein (vino caliente, típico de varias regiones de Centro Europa en época prenavideña), que le sientan al organismo de maravilla. ¡Esta semana promete!

Monday, November 26, 2012

Leipzig, Dresden, DE. Sajonia, patria querida.

¡Buenas tardes!

Fin de semana de relax, sin salidas nocturnas (¡cómo se agradece!) en el que continúo mi ronda por Sajonia. A este ritmo, me la voy a acabar conociendo mejor que La Janda, pero es que es una región preciosa, y además me encanta la gente y el ambiente del Este de Alemania. Así que cualquier excusa es buena para seguir disfrutando de la zona.

Ayer llegué a la ciudad de Leipzig, donde pasé un día completo y he podido disfrutar de su bella arquitectura barroca, neoclásica y Art Noveau. La ciudad es conocida, entre otras cosas, porque el gran compositor musical Johan Sebastian Bach desarrolló buena parte de su vida y obra en la misma. También otros grandes como Mendelsohn, Wagner o Mozart se dejaron caer por la urbe durante algunos periodos de su vida. Me ha llamado sobre todo la atención una iglesia gótica muy bonita y otra barroca-rococó de intricados detalles y decoración interior exuberante, en la que para mi sorpresa encontré a un coro cantando. También destacaría los numerosos mercados navideños que salpican el entramado, llenos de puestos en los que se venden objetos decorativos diversos y en los que además se sirven todo tipo de salchichas (frankfurts), dulces variados y una especie de sangría caliente muy popular por toda Alemania que al principio no me gustaba nada pero que con el paso de las semanas (y de un vaso detrás de otro) le estoy cogiendo el gusto. Me ha parecido muy bonito, por otro lado, el Altes Rathaus (ayuntamiento viejo), un edificio barroco imponente que preside el Markt, la plaza principal de la ciudad. También es muy bella la Ópera, rodeada de jardines y canales, no muy lejos del casco histórico. Por no hablar del Völkerschlachtdenkmal (Monumento a la Batalla de los Pueblos), una construcción imponente situada en uno de los suburbios de Leipzig que conmemora la batalla que tuvo lugar en los alrededores de la ciudad en el año 1813, entre los ejércitos napoleónicos y una coalición de naciones, y que se saldó con la victoria de estos últimos. La gran derrota de Napoleón que precipitó su caída y el fin de las guerras que llevan su nombre. Precioso, lástima que fuera ya de noche y no pudiera saborearlo en plenitud, aunque me sirvió de igual modo para hacerme una idea.

Tröndlinring, Leipzig

Altes Rathaus y Markt, Leipzig

Altes Rathaus, Leipzig

Mercado navideño en la plaza del Markt, Leipzig

Thomaskirche, Leipzig

Estatua de Bach frente a la Thomaskirche, Leipzig

Neues Rathaus, Leipzig

Neues Rathaus, Leipzig

Arquitectura de finales del XIX o principios del XX, Leipzig

Calle del centro, Leipzig

Calle del centro, Leipzig

Nikolaikirche, Leipzig

Opera, Leipzig

Hauptbanhof (estación central), Leizpig

Tras hacer noche en Leipzig, he venido a poner la era en Dresden (a una hora en coche de la anterior), que es donde me encuentro ahora mismo. Para ser sincero, ha sido un viaje inesperado, pues no pretendía repetir ninguna ciudad en mi periplo europeo (ya estuve aquí hace tres semanas, justo antes de cruzar la frontera de Polonia). Sin embargo, asuntos ineludibles de extrema importancia me requerían en la llamada Elbflorenz (Florencia del Elba). Así que aquí estoy, disfrutando de nuevo de su bella arquitectura barroca ampliamente reconstruida tras la Segunda Guerra Mundial. La verdad es que me había ido de Dresden con buen sabor de boca, sabiendo que iba a volver, aunque no me imaginaba que iba a hacerlo tan pronto. Cosas de la vida, que a veces resulta impredecible.

Zwinger, Dresden

Tras pasar la noche en Dresden, ahora tomaré, si no hay más cambios, el camino de Berlín, donde permaneceré una semanita. ¡Feliz comienzo de semana!

Saturday, November 24, 2012

Magdeburg, DE. Visitando la primera capital imperial alemana.

¡Buenos días!

Ayer tuve tiempo, durante las horas de luz, de dar una vuelta y hacer un poco de turismo por la ciudad Magdeburg. La impresión fue agridulce. Por un lado, el hecho de que la ciudad fuera una de las urbes más importantes de toda Centroeuropa durante la Alta y Plena Edad Media obtiene como resultado un patrimonio arquitectónico, románico y gótico, muy digno de resaltar. Pero, por otro lado, he visto uno de los mayores despropósitos urbanísticos de posguerra de mano de la arquitectura soviética. De todo esto tendré ocasión de hablar largo y tendido durante los próximos párrafos, porque merece la pena.

En primer lugar, decir que Magdeburg se encuentra en el estado de Sajonia-Anhalt, a orillas del río Elba en su margen izquierda, unos doscientos o trescientos kilómetros río abajo desde Dresden. La ciudad fue fundada hace unos 1200 años, pero sobre todo es importante a nivel histórico porque Otto der Grosse (Otón el Grande), fundador del Sacro Imperio Romano Germánico allá por el siglo X, estableció aquí su capital. Luego, en el siglo XIII la ciudad entró a formar parte de la Liga Hanseática, y con el devenir de los siglos, a principios de la Edad Moderna, se había convertido junto con Colonia y Hamburgo en una de las tres ciudades más pobladas de lo que hoy es Alemania. Pero no duró mucho tiempo su esplendor. Magdeburg, como otras tantas en esta región de Europa, abrazó con fuerza el protestantismo durante las luchas de religión, y ello, unido a la riqueza de la urbe, hizo que protagonizara uno de los episodios más tristes de la Guerra de los Treinta Años (siglo XVII). Las tropas imperiales (entre las que se encontraban las españolas) pusieron sitio a la ciudad por su alianza decidida con los suecos, y tras seis meses de asedio consiguieron entrar a sangre y fuego. Se dice que, de 35000 habitantes, sólo 5000 sobrevivieron a la matanza. Y, de los principales edificios, tan sólo algunas iglesias y el Dom (Catedral) se salvaron de las llamas. A partir de este suceso, y aunque Magdeburg se recuperó un poco a lo largo de los años, nunca volvió a ser lo que era. Finalmente, en el siglo XX, su privilegiada situación en el centro de Alemania y el hecho de ser un importante nudo ferroviario la hicieron ser cruelmente bombardeada por los aliados. Total, otro 80% de la ciudad arrasada, aunque el Dom se salvó milagrosamente y apenas sufrió daños.

Vista del río Elba hacia el sur, Magdeburg

Vista del río Elba hacia el norte, Magdeburg

Ahora comenzaré a describir un poco los principales monumentos de la ciudad, algunos muy interesantes y claros ejemplos de arquitectura medieval. De la catedral y el palacio otónidas no queda casi nada (tan sólo la cripta de la primera en el subsuelo del claustro del Dom (Catedral), que recientes excavaciones arqueológicas han puesto al descubierto), pues fueron arrasados por un incendio fortuito que calcinó media urbe a principios del siglo XIII. Sin embargo, ello propició la construcción de una nueva catedral en el emplazamiento de la anterior, en el nuevo estilo arquitectónico que provenía de Francia. Como resultado, tenemos el primer edificio gótico de lo que hoy es Alemania, aunque la finalización de la obra se demoró tres siglos, hasta bien entrado el siglo XVI. El resultado es un Dom esbelto, magnífico, de torres de más de 100 metros de altitud, que las hacen ser las más altas del este de Alemania. Además, en el coro de la Catedral se conserva la tumba de Otto der Grosse, muy venerada aún hoy en día. Todo ello unido a un claustro coqueto que alterna pasillos románicos con otros en estilo gótico, invitando el turista a dar un paseo y reflexionar.

Vista del Dom desde la ribera del río, Magdeburg

Vista frontal del Dom, Magdeburg

Torres del Dom, Magdeburg

Nave central del Dom, Magdeburg

Claustro del Dom, Magdeburg

Exterior del transepto del Dom y claustro, Magdeburg

Vista del claustro, exterior de la nave central y torres del Dom, Magdeburg

Sección románica del claustro del Dom, Magdeburg

Sección gótica del claustro del Dom, Magdeburg

Tumba de Otto der Grosse (Otón el Grande) en el  coro del Dom, Magdeburg

Otro edificio religioso que me ha llamado poderosamente la atención, y que creo merece una reseña especial dentro de mi blog, es el monasterio y la iglesia del Unser Lieben Frauen, muy cercano al Dom. Se trata de una edificación románica imponente construida en el siglo XII, aunque la nave principal de la iglesia fue reformada en estilo gótico en el último tercio del siglo XIII. Me han gustado mucho sus simples formas, casi minimalistas, compuesta por una triple nave y transepto de formación de cruz latina, y una parte exterior frontal muy bella constituido por un cuerpo central y dos torres cilíndricas. Por no hablar del claustro, sencillamente espectacular. Paz, tranquilidad y armonía; qué alegría (y además rima).

Vista frontal del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Vista lateral del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Vista anterior de las torres del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Exterior de un ábside lateral del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Edificio románico anexo al claustro del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Claustro del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Claustro del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Claustro del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Claustro y torres del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Nave central gótica del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Lateral de la nave central, estructura románica reformada en estilo gótico, Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Cripta del Unser Lieben Frauen, Magdeburg

Además del Dom y del anterior monasterio, la ciudad conserva otros muchos edificios religiosos provenientes de la Edad Media (sobre todo góticos, aunque alguno conserva trazas de estructuras románicas anteriores). La mayoría fueron parcial o severamente damnificados durantes los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial, pero no por ello pierden su encanto.

Johanniskirche, Magdeburg

Magdalene Kapelle, Magdeburg

Sankt Petri Kirche, iglesia gótica que preserva una torre románica de la iglesia anterior, Magdeburg

Wallonerkirche, Magdeburg

Sankt Sebastian kirche, Magdeburg

Pero Magdeburg no sólo destaca por sus iglesias y monasteriores. En una de las plazas principales del casco histórico, el Alter Markt, se yergue una estatua ecuestre del siglo XIII que supuestamente representa a Otto der Grosse, muerto un par de centurias y media atrás. Lo bonito de esta obra de arte es que fue la primera estatua a caballo realizada por un artista local de más al norte de los Alpes en toda la Edad Media. Curioso. Menos mal que en la plaza tienen una réplica, porque con el frío y el mal tiempo que hace normalmente por aquí se podría estropear bastante. También me ha llamado la atención la mezcla de arquitectura de vanguardia junto a edificios algo más clásicos, muy rompedora; un barrio situado al sur del Dom que conserva la esencia de la ciudad de finales del XIX y principios del XX, un par de torres desperdigadas y medio escondidas que formaban parte del perímetro amurallado de la ciudad medieval y dos casas barrocas que son todo lo que quedan de las reformas urbanísticas que sufrío la ciudad tras el saqueo español del primer tercio del siglo XVII. Un poco de todo, como a continuación muestro en las siguientes fotografías.

Estatua ecuestre de Otto der Grosse en Alter Markt, Magdeburg

Alter Markt, Magdeburg

Alter Rathaus, Magdeburg

Mercado navideño en Alter Markt, Magdeburg

Opera, Magdeburg

Edificio rosa de arquitectura contemporánea, Magdeburg

Dos únicas casas barrocas de los siglos XVII - XVIII supervivientes en Breiter Weg, Magdeburg

Arquitectura típica de finales del XIX o principios del XX, Magdeburg

Arquitectura típica de finales del XIX o principios del XX, Magdeburg

Arquitectura típica de finales del XIX o principios del XX, Magdeburg

Edificio de estilo victoriano, Magdeburg

Antigua residencia imperial alemana en el siglo XIX, Magdeburg

Domplatz, Magdeburg

Torre de la muralla del siglo XIV empotrada en Lukasklause, Magdeburg

Torre bajomedieval en Fürsterwall, Magdeburg

Bastión del siglo XVI frente al río Elba y junto al Dom, Magdeburg

Para finalizar, no podía dejar de hablar de la reforma urbanística de los años 50 del pasado siglo, que en Magdeburg fue especialmente agresiva. A diferencia de Nürnberg, donde se ha tratado de preservar la esencia de la ciudad antigua a pesar de haber quedado prácticamente arrasada, en Magdeburg se destruyó completamente lo poco que había quedado y se edificó con arquitectura contemporánea. Hay zonas de la ciudad, antaño casco histórico, en las cuales el entramado antiguo se ha perdido y dónde antes había callejuelas tortuosas y saturadas, barrios comerciales y bulliciosas plazas, hoy se abren grandes avenidas de bloques de pisos. Impresionante. Impresionantemente lamentable, quiero decir. Qué mal gusto. Hay lugares en los que se ha preservado alguna iglesia gótica y alrededor se abren edificios que bien podrían corresponderse a los de un suburbio de Moscú. O San Petersburgo, qué más da. Triste, muy triste, pero es lo que hay.

Avenida del centro histórico, Magdeburg

Jakobstrasse, una de las zonas más populosas en época medieval y moderna, Magdeburg 

Breiter Weg, arteria principal de la ciudad medieval y moderna, Magdeburg

Breiter Weg, arteria principal de la ciudad medieval y moderna, Magdeburg

Edificio soviético en Breiter Weg junto a la parte frontal del Dom, Magdeburg

Bueno, creo que eso es todo. Al menos sirve para hacerse una idea de Magdeburg. Yo por mi parte poco más, una tardecita de relax, que ando algo resfriadate y no me apetecía salir. Nada serio y que no se solucione con un poco de té, sopa y diez horas de sueño. Hoy sábado ya estoy como nuevo, y con energías de proseguir el viaje.

¡Hasta luego!